Bronwyn Hayward
Catedrática de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad de Canterbury (Nueva Zelanda)
Las aspiraciones para la COP29 eran bajas desde el principio. Dado que esta reunión se celebraba en un estado petrolero con la presencia de unos 1.773 grupos de presión de combustibles fósiles, gran parte de la preocupación se centraba simplemente en proteger las concesiones previas que tanto había costado conseguir.
El mazo bajó a la velocidad del rayo para aprobar el Nuevo Objetivo Cuantificado en la Financiación Climática, sin que el presidente dejara tiempo para comentarios y apenas estableciera contacto visual con la sala. Las objeciones no se hicieron esperar: el negociador indio Chandri Nadan calificó de “ilusión óptica” el acuerdo de destinar 300.000 millones de dólares a apoyar a los países pobres que luchan contra el cambio climático; otros países, como Fiyi y la Alianza de los Pequeños Estados Insulares, expresaron fuertes objeciones por la insuficiencia de los fondos, mientras que la UE y el ministro irlandés de Clima argumentaron que un acuerdo débil era mejor que no llegar a ningún acuerdo.
El frágil acuerdo tampoco ha resuelto las serias preocupaciones de que los fondos son insuficientes y, si se entregan en forma de préstamos comerciales de alto interés, simplemente atraparán a los países vulnerables en una mayor deuda.
La COP29 se ha centrado en apoyar los planes de adaptación de los países en desarrollo, reconociendo las conclusiones del IPCC 2022, según las cuales casi la mitad del mundo vive en focos de vulnerabilidad climática, donde las personas tienen 15 veces más probabilidades de morir por los impactos del clima.
Sin embargo, el proceso de toma de decisiones de la ONU se basa en la unanimidad, y esto se ha puesto en tela de juicio hasta casi el punto de ruptura en esta COP, con los Estados petroleros en particular criticados por los países vulnerables por bloquear el progreso.
La tarea de restablecer la confianza y la eficacia de los procesos climáticos multilaterales es ahora hercúlea.