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Raquel Fernández Fuertes

Directora del Laboratorio de Adquisición del Lenguaje de la Universidad de Valladolid (UVALAL)

Los trabajos previos sobre el estudio de cómo los bebés y los niños pequeños adquieren su primera lengua (en el caso de la adquisición monolingüe) y sus primeras lenguas (en el caso de la adquisición bilingüe y multilingüe) vienen mostrando desde hace tiempo la importancia de la exposición al lenguaje. Es decir, la adquisición del lenguaje se produce porque los bebés están expuestos a un input lingüístico, entre otros factores relevantes (por ejemplo, la dotación genética). La presente investigación da un paso adelante (o hacia atrás en términos de la cronología del bebé) al explorar si esto es así también prenatalmente.

El estudio muestra una metodología cuidadosamente controlada en cuanto a la selección de los participantes, el diseño de las condiciones experimentales y el procedimiento de recogida de datos. Los autores tienen en cuenta la distancia/proximidad entre lenguas a nivel tipológico, así como la longitud de las unidades lingüísticas (medida mediante bandas de frecuencia theta frente a gamma) para ofrecer un estudio detallado de lo que el recién nacido es capaz de procesar.

Los bebés identifican con éxito la lengua a la que han estado expuestos prenatalmente (es decir, el francés) y la distinguen de otras lenguas ya sean prosódicamente similares (es decir, el español) o más distantes (es decir, el inglés). Además, en estas etapas inicial los bebés son sensibles a las unidades prosódicas más grandes (es decir, las sílabas, la banda theta) y no a las más pequeñas (es decir, los fonemas, la banda gamma), ya que son las unidades a las que están expuestos en la lengua que han escuchado prenatalmente. El efecto de la experiencia lingüística antes del nacimiento resulta ser un factor determinante en el procesamiento y la adquisición del lenguaje ya durante los primeros días después del nacimiento.

Este estudio deja la puerta abierta a considerar otras cuestiones que ayudarían a completar la información que tenemos sobre cómo el cerebro se desarrolla y procesa el lenguaje, por ejemplo, a través del análisis de lenguas tonales en las que los patrones de entonación implican un cambio de significado que no se produce en las lenguas no tonales como las tres consideradas en este estudio. Además, aún queda por investigar si los efectos de facilitación aquí descritos para el lenguaje pueden extenderse también a otros dominios (por ejemplo, la música).

ES