Autor/es reacciones

Nigel Marks

Catedrático de Física y Astronomía de la Universidad Curtin (Australia)

Japón está a punto de empezar a verter en el océano Pacífico las aguas residuales tratadas de la central nuclear de Fukushima. Al principio, parece una idea terrible, pero en realidad es sensata y segura. Durante décadas se han producido vertidos similares en todo el mundo y nunca ha ocurrido nada malo. 

La radiactividad del agua de Fukushima es casi en su totalidad tritio, una forma de hidrógeno. Para dar una idea de las proporciones, el océano Pacífico contiene 8.400 gramos de tritio puro, mientras que Japón liberará 0,06 gramos de tritio cada año. La minúscula cantidad de radiación extra no supondrá la más mínima diferencia. El marisco de toda una vida capturado a pocos kilómetros de la desembocadura del océano tiene la radiación de tritio equivalente a un bocado de plátano. 

En Corea del Sur y en los países de la cuenca del Pacífico, una campaña de desinformación ha desatado el frenesí entre la población. En realidad, casi todo es radiactivo, incluido el océano Pacífico, donde el tritio representa un modesto 0,04 % de la radiactividad total. Aumentar esta ínfima cantidad por otra cantidad ínfima no es el fin del mundo. Es hora de que los científicos informados den la cara y se enfrenten a los catastrofistas. 

ES