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Críticas a la ley de Protección Animal

El proyecto de ley de Protección Animal acaba de ser aprobado en el consejo de ministros, a la espera de ser ratificado en el Congreso. Los autores consideran que el texto incluye mejoras respecto a su primera versión, pero consideran que todavía contiene aspectos negativos.

gato callejero

Pixabay.

El proyecto de ley de Protección Animal propuesto por el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 acaba de ser aprobado en el consejo de ministros, y queda pendiente de su ratificación en el Congreso. La aprobación de una ley que garantice y regule la protección de los animales de compañía y silvestres en cautividad debe ser motivo de alegría para toda la sociedad. Del texto aprobado se hicieron públicos dos borradores previos, y las críticas que estos recibieron, en forma de alegaciones en medios de comunicación y en redes sociales, han servido para introducir notables mejoras en el proyecto aprobado. No obstante, aún contiene aspectos negativos para la conservación de la biodiversidad. Esto resulta particularmente llamativo si tenemos en cuenta que la conservación de ecosistemas y su biodiversidad forma parte de los objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030, por los que se supone que el ministerio liderado por Ione Belarra debe velar.

Entre las mejoras en el ámbito de la conservación de la biodiversidad destaca que se hayan eliminado la mayor parte de las trabas al control de poblaciones de especies invasoras. Los borradores previos contenían prohibiciones explícitas de control letal, tanto generales como centradas en lo que se llamaba “fauna urbana”. Estos impedimentos no están presentes en el texto final, que únicamente contiene una llamada poco concreta a anteponer el “control poblacional no letal de la fauna urbana” (Art. 22.5). Dada la falta de contenido sobre esa supuesta fauna urbana en la ley, creemos que lo más lógico sería eliminar ese concepto del apartado de definiciones y del resto de la norma. En relación con esto, algunas definiciones (ver la de “animal silvestre”) son tan enrevesadas que parecen escritas por el mismo Berlanga, introduciendo elementos de ambigüedad en el documento.

El problema de los gatos

Consideramos que la ley propuesta sigue promoviendo la pérdida de biodiversidad, al dotar de protección a todos los gatos domésticos, independientemente del tipo de relación que tengan con las personas. La ciencia es muy clara acerca de los muchos y severos impactos negativos de los gatos, ya sean gatos caseros “merodeadores” (con acceso al exterior) o asilvestrados, y vivan o no en las llamadas colonias felinas. Los gatos constituyen una amenaza para una gran variedad de especies nativas, incluyendo muchas especies en riesgo de desaparición, siendo este un problema especialmente acuciante en los archipiélagos balear y canario.

Parece que la figura del gato sea una línea roja para ciertos colectivos, que se autodefinen como “animalistas” (aunque poco les parece importar la mayor parte de animales), y que la ley propuesta haya antepuesto la visión de estos grupos al conocimiento científico. Esta nueva ley impide que se gestione de manera adecuada las importantes problemáticas de conservación asociadas a los gatos, proponiendo medidas que no son eficaces para el control de gatos asilvestrados. Por ello, aunque celebramos los avances que supone esta ley para los derechos de los animales domésticos, consideramos que la ley debería centrarse en proteger el bienestar de las mascotas o animales silvestres en cautividad, y los gatos sin dueño no son mascotas.

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