Pedro Pascual
Investigador titular en el Centro Oceanográfico de Canarias (COC-IEO)
En global, el artículo es regular en lo relativo a la metodología, pero malo en relación con las conclusiones alcanzadas. Hace afirmaciones y conclusiones muy a la ligera sin una demostración palpable, sino supuesta, y eso no es serio ni riguroso.
El estudio tiene muchas implicaciones y muy dañinas para el sector del palangre, cuya especie objetivo es el pez espada y no los tiburones. Se acusa a España que comercializa con aletas de tiburón y eso no es cierto, así como se escribe. La flota pesca tiburones como by-catch [captura accesoria] y con unas toneladas determinadas o TAC [Toneladas Admisibles de Capturas] por país y barco. Y se venden las aletas, pero siempre unidas a sus cuerpos, hay una ley europea que así lo obliga.
Hasta donde yo sé, la flota europea (España y Portugal) es la única que tiene una observación científica casi del 100 % de sus mareas, donde se certifica que no se hace finning [captura de tiburones con el fin de cortar sus aletas y retorno de sus cuerpos al mar]. Así se acusa a España porque es uno de los mayores exportadores de tiburones. Y eso también lo pongo en duda: la flota palangrera no para de descender, así que esos datos no sé si están actualizados al 2025 y, por lo tanto, le doy muy poca credibilidad.
[En cuanto a limitaciones del trabajo] El artículo no posee una trazabilidad adecuada y certera de lo que está concluyendo o afirmando, sobre todo en un mundo de libre comercio, donde especialmente en países en subdesarrollo hay una presencia cada vez mayor de flotas de todo tipo, sin control alguno por observadores. Y donde el comercio de aletas de tiburones sigue como en los viejos tiempos.