Autor/es reacciones

Frédéric Thomas

Biólogo evolutivo y director de investigación del CNRS en la Universidad de Montpellier (Francia)

Antoine Dujon

Investigador del CNRS en la Universidad de Montpellier (Francia) y en la Universidad de Deakin (Australia)

¿Cómo valoran el estudio?  

“Este estudio ofrece un interesante análisis de la relación entre el tamaño corporal y la prevalencia del cáncer. Los autores utilizan métodos comparativos filogenéticos avanzados, y la diversidad de especies analizadas (anfibios, aves, mamíferos y reptiles) ofrece un marco amplio y relevante. Sin embargo, es importante señalar que todo el mensaje de este artículo se basa en opciones estadísticas específicas, que no dejan de ser eso: opciones. Estas elecciones, como en cualquier análisis complejo, son más o menos discutibles. En este contexto, no cabe duda de que otros científicos pueden legítimamente adoptar una perspectiva crítica sobre este trabajo y sus conclusiones”. 

¿Cómo encaja con las pruebas existentes y qué tiene de nuevo?  

“Este estudio revisa una cuestión fundamental de la biología evolutiva y la oncología comparada: la relación entre el tamaño corporal y la prevalencia del cáncer. A diferencia de algunas investigaciones anteriores que no hallaron ninguna relación sistemática, destaca una asociación positiva entre tamaño y malignidad en las cuatro clases de vertebrados estudiadas.  

También sugiere que, en aves y mamíferos, el rápido aumento evolutivo del tamaño corporal se asocia a una menor prevalencia del cáncer, lo que implica la coevolución de mecanismos mejorados de control del crecimiento celular. Ese es un punto clave. Sin embargo, dentro de la filosofía de la paradoja de Peto, la verdadera cuestión no es solo si existe una relación positiva entre el tamaño y la prevalencia del cáncer, sino si esta relación es tan fuerte como se esperaba, dado el mayor número de divisiones celulares asociadas a un mayor tamaño corporal. En otras palabras, puede haber una correlación positiva entre el tamaño y el riesgo de cáncer, pero si esta correlación es más débil de lo esperado estadísticamente, sugiere que la selección natural ha favorecido, no obstante, unas defensas anticáncer superiores en las especies de cuerpo grande. Se trata de un punto crucial, ya que pone de relieve las compensaciones evolutivas entre crecimiento, longevidad y resistencia a las enfermedades”. 

¿Existen limitaciones importantes?  

“Como cualquier estudio macroevolutivo, se basa en datos de prevalencia del cáncer que pueden ser incompletos o heterogéneos entre especies. Además, los mecanismos precisos que subyacen a las adaptaciones anticancerígenas aún deben explorarse con más detalle, en particular mediante enfoques funcionales o moleculares. Otra posible limitación es la influencia de los sesgos relacionados con la esperanza de vida y las causas alternativas de mortalidad, que pueden afectar a las estimaciones de prevalencia del cáncer. Además, dado que las conclusiones del estudio se basan en decisiones estadísticas específicas, es esencial considerar cómo diferentes enfoques metodológicos pueden dar lugar a interpretaciones alternativas. Esto refuerza la necesidad de una lectura cautelosa de los resultados y de que futuros estudios exploren diferentes estrategias de modelización para evaluar la solidez de estos hallazgos. 

Más allá del tamaño y la longevidad, hay que tener en cuenta otros factores. Nuestro equipo también ha propuesto que, para entender la evolución de las defensas anticáncer, es esencial ampliar el enfoque a otros rasgos que, en teoría, deberían aumentar el riesgo de cáncer pero en los que puede existir una compensación evolutiva. Por ejemplo, los rasgos sexuales secundarios pronunciados (como la cornamenta en los ciervos) implican un crecimiento celular rápido y repetido, que podría favorecer la formación de tumores. Sin embargo, estas especies no presentan sistemáticamente tasas elevadas de cáncer, lo que sugiere la presencia de adaptaciones específicas para mitigar este riesgo. Del mismo modo, estructuras como las placentas invasivas, que inducen una intensa proliferación celular, podrían asociarse a mecanismos reforzados de control tumoral. Este enfoque integrador proporcionaría una visión más completa de las estrategias anticáncer que han evolucionado a lo largo del tiempo”. 

ES