Víctor Riera
Técnico de proyectos de la Fundación Pau Costa
El artículo analiza y pone énfasis en un episodio concreto del mes de agosto, relacionándolo con el episodio de grandes incendios forestales del noroeste peninsular.
Es cierto que no hay registros de tanta superficie quemada en tan poco tiempo (desde 1961 según el EGIF, desconozco qué antigüedad tiene el registro portugués, pero no es tan antiguo), en 2022 ya se hablaba de un verano sin precedentes, pero la superficie quemada por este estuvo repartida entre los meses de junio y julio preferentemente (este vídeo muestra claramente cómo las intrusiones saharianas, colores morados en el mapa, predispusieron la vegetación para los grandes incendios a mediados de cada mes). Además, el número de incendios producidos en 2022 fue mayor (EFFIS).
Por otro lado, se compara con el año 2017, ya que fue especialmente virulento en esta zona. Sin embargo, el episodio más destacado de esa campaña fue la irrupción de Ophelia, provocando vientos muy fuertes y una oleada de incendios sin precedentes, especialmente durante el día 15 de octubre. Por tanto, ha de considerarse como un hecho anómalo.
Sobre el episodio de altas temperaturas, AEMet ha reiterado a lo largo del mes la inusualidad de las condiciones (por ejemplo, como referencian en el artículo). No obstante, aún no ha emitido ningún informe oficial ni he visto que haya analizado el episodio de temperaturas u olas de calor, aunque es previsible que lo haga a lo largo de este mes (generalmente suelen realizar un informe operativo en su blog oficial, además de que deben de emitir un resumen climatológico mensual).
En el artículo se analiza el episodio con el índice DSR, una variación del Fire Weather Index. Lo cierto es que desconocía este índice, y sus referencias son recientes (Calheiros et al., 2020; Silva et al., 2023). Al basarse en el FWI entiendo que tiene también considera la sequía acumulada, que, en este caso, coincide con la acumulación a 3 meses vista, aunque el análisis se centra más en los valores anómalos de temperatura.
En resumen, el artículo me parece muy interesante en cuanto al análisis estadístico de que ocurra un evento extremo como el que hemos sufrido, ya que transmite un mensaje muy claro y fuerte. También en el uso del DSR, ya que se trata de una variación del FWI aplicado a la zona en cuestión (los artículos son portugueses y se centran en su territorio), pero flaquea en ligar el episodio de incendios usando solamente este indicador y, sobre todo, centrándose únicamente en las temperaturas máximas. Entiendo que ellos mismos se corrigen agregando otros motivos:
"Across parts of Portugal and Spain, there has been a trend of rural depopulation (e.g. due to livelihood opportunities in urban areas), combined with an ageing population, contributes to plots of unmanaged forest land and dense fuel loads (Canadas and Novais, 2019). This trend has reduced traditional agricultural practices such as extensive livestock grazing that once acted as a mechanism of vegetation clearance to reduce fuel loads."
Por darle robustez, y atendiendo simplemente a la estadística de incendios, las zonas que han ardido son las que mayor número de incendios suelen tener todos los años, y la gente que vive allí convive con el fuego (claro ejemplo de Castromil, en la frontera de Zamora y Ourense). Este año ha ardido lo de siempre, pero esta vez, el fuego no ha parado. Cuando analizamos un incendio necesitamos contrastarlo con otros años, ver qué ha hecho el fuego para entender por qué lo ha hecho. Estoy convencido de la alta disponibilidad del combustible, y del efecto de estas olas de calor, pero para saber que este evento ha sido tan inusual, falta más comparativa que sólo hectáreas totales.
También podrían mencionar qué efecto tiene el sobre calentamiento del suelo en el perfil vertical (formación de bajas térmicas, dando inestabilidad en la atmósfera local y favoreciendo un comportamiento extremo del fuego). Tampoco entiendo las referencias a que se alargue la campaña de incendios, aunque esto sí se menciona y se explica en uno de los artículos de referencia.
Por último, implicaciones en las políticas públicas. Las que estamos viendo y ya se citan: movilización extraordinaria de medios de extinción con aumento directo de los costes. A medio plazo desarrollo de protocolos comunes e inversión en más infraestructura que se haya echado en falta o haya fallado durante este episodio, y a medio-largo plazo mayor inversión en prevención con el fin de mitigar estos costes extraordinarios.
En definitiva, y como comentaba anteriormente, creo que transmite un mensaje sencillo y potente: este episodio extremo de temperaturas tiene un 'período de retorno' inferior al que creíamos.
El resto lo conocemos, bien las personas que lo vivieron de primera mano, bien los expertos que conocen las implicaciones de una ola de calor tan extensa sobre la vegetación.
Y, para terminar, una referencia a un artículo bastante ligado.