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En este estudio, 11 personas donaron leche materna en distintos momentos después de haber recibido una vacuna COVID de ARNm. A continuación, los investigadores utilizaron dos rondas de PCR para poder detectar cantidades extremadamente pequeñas de ARNm. De este modo, pudieron encontrar pequeñas cantidades (un máximo de 11 partes por billón, lo que equivale aproximadamente a una sola lágrima en una piscina olímpica) de ARNm de la vacuna en la leche de tres de las donantes. Al centrifugar la leche muy rápidamente para concentrarla, pudieron detectar ARNm de la vacuna en otras dos de las once muestras de leche. No pudieron detectar ningún ARNm más de 48 horas después de la vacunación. 

Los resultados de este estudio están en consonancia con los de otros dos publicados anteriormente, en los que también se descubrió que se pueden encontrar cantidades extremadamente pequeñas de ARNm de la vacuna en la leche materna de algunos individuos poco después de la vacunación. Al igual que en estos dos estudios anteriores, los autores concluyen que la cantidad de ARNm de la vacuna encontrada en la leche es lo suficientemente pequeña como para que no suponga un problema de seguridad.

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