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Rafael Román Caballero

Investigador Marie Skłodowska-Curie en el McMaster Institute for Music & the Mind de McMaster University (Canadá) y el Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento de la Universidad de Granada

 

Los nuevos hallazgos de este estudio se unen al amplio corpus de resultados que confirman que la música es un estímulo poderoso para producir placer en nuestra especie. Los estudios previos sobre la anhedonia musical (presente en personas que sufren una incapacidad para disfrutar específicamente de la música) nos enseñan la especial relación que existe entre nuestro cerebro auditivo y regiones vinculadas con la recompensa. Los datos de esta nueva investigación nos revelan que la relación de la música con el placer es tan fuerte que ayuda a aliviar la depresión. Y esa relación podría tener un patrón de actividad eléctrica cerebral identificable, medible.

Lo que nos depara el futuro es entender si este tipo de patrones de actividad puede inducirse. ¿Podemos recrear las sensaciones de disfrute de la música sin ella? ¿Podría la música enseñarnos cómo se comporta un cerebro en un estado de placer pleno? ¿Es ese patrón cerebral de placer en solitario similar al patrón del goce que experimentamos en eventos musicales en grupo (conciertos con amigos, cantando con la familia, entonando el himno de nuestro equipo, etc.)? Como seres musicales y seres sociales, ¿qué añaden los otros a nuestra experiencia emocional?

ES