Autor/es reacciones

Juan Alguacil

Médico y catedrático de Salud Pública de la Universidad de Huelva

Estudio científico imprescindible y necesario. Que una agencia de las Naciones Unidas (UNRWA, en este caso) cuyo objetivo principal sea proporcionar asistencia humanitaria y servicios esenciales, como educación, sanidad y protección, realice estudios de investigación relevantes que terminen publicados en la revista médica más prestigiosa a nivel mundial es ya, por sí solo, un mensaje que debería hacer reflexionar a muchas administraciones sanitarias públicas (y privadas).

Los resultados del estudio son difíciles de creer, no desde el punto de vista científico, sino desde el punto de vista moral y humano. ¿Cómo la comunidad internacional ha podido permitir que casi 55.000 niños menores de cinco años lleguen a un estado de desnutrición a un nivel que conlleve necesidad de nutrición terapéutica y atención médica urgente? Y casi 13.000 con desnutrición aguda grave. Todo ello evitable, pues ha sido debido a la insuficiente cantidad de alimentos disponibles. Pero si miramos hacia adelante el panorama sigue siendo desolador. Los niños afectados requieren tratamiento regular con alimentos terapéuticos que siguen sin poder entrar en la franja de Gaza y, en los casos extremos, necesitan hospitalización, en una zona donde se han destruido casi todos los hospitales. Más allá de quedar como un dato que apoye la acusación de genocidio, pues las consecuencias se arrastrarán hasta futuras generaciones (si sobreviven), el dato nos debería avergonzar a todos y todas.

ES