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Rubén del Campo

Portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET)

El informe es una nueva llamada de atención de la comunidad científica para la acción climática, al destacar que en 2025 el calentamiento global volvió a tener consecuencia en forma de fenómenos meteorológicos extremos de manera inequívoca. El equipo de World Weather Attribution cuenta con los mejores expertos en estudios de atribución del cambio climático, lo que es una garantía de calidad. 

Ya ha pasado una década desde la firma del Acuerdo de París y, en ese sentido, es un buen enfoque poner de manifiesto cómo el planeta ha seguido calentándose desde entonces, lo que se ha traducido en un incremento de los fenómenos meteorológicos extremos.  

Las conclusiones del informe coinciden con las de trabajos previos. Hay evidencias de que el cambio climático antropogénico provoca un incremento de los fenómenos meteorológicos adversos en todo el planeta. En España, diversos análisis realizados por la Agencia Estatal de Meteorología ponen de manifiesto que las olas de calor aumentan en España alrededor de tres días por década, lo que coincide con una de las afirmaciones del estudio a escala global. 

Es importante destacar los principales mensajes del informe: 

  • Cada décima de grado de calentamiento importa: desde la firma del Acuerdo de París el planeta se ha calentado 0.3 °C, una cifra que puede parecer pequeña, pero que supone once días anuales más de calor extremo que hace una década. 

  • La adaptación al cambio climático es fundamental, dado que se trata de una realidad que ya nos golpea; pero es también imprescindible la mitigación mediante una rápida reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, lo que permitiría evitar los peores efectos asociados a este fenómeno. 

  • Los científicos autores del informe también consideran que los fenómenos meteorológicos extremos afectan mucho más, de forma desproporcionada, a comunidades marginadas y, dentro de estas, especialmente a las mujeres por el rol que juegan en esas comunidades. Subrayan, además, y es importante tenerlo en cuenta, que en países menos desarrollados también hay una desigualdad marcada en materia de ciencia del clima, por la falta de datos en esas zonas.  

Los estudios de atribución al cambio climático en los que se basa el informe son muy complejos, aunque la metodología está revisada por pares y esto ofrece garantías científicas. Básicamente, el método consiste en identificar un episodio meteorológico extremo, acotarlo espacial y temporalmente y analizar los datos (temperaturas alcanzadas o precipitación acumulada, por ejemplo). En función de los resultados del análisis, calculan si episodios similares se han hecho más frecuentes y/o intensos en las últimas décadas.  

Además, comparan los datos obtenidos con los de simulaciones realizadas con avanzados modelos climáticos, en los que se recrea un planeta 1,3 °C menos cálido. En función de la diferencia obtenida entre las observaciones y las simulaciones, tratan de determinar el rol que juega el cambio climático en la mayor frecuencia e intensidad de fenómenos adversos. 

Las conclusiones son siempre estadísticas: “El cambio climático ha hecho diez veces más probables las olas de calor extremas como la vivida en España y Portugal en junio de 2017” es un ejemplo. En algunos casos, han llegado a concluir que un determinado episodio habría sido virtualmente imposible sin el cambio climático, es decir, en un planeta que no se hubiese calentado 1,3 °C. 

Las principales limitaciones de este tipo de estudios vienen dadas por la falta de datos en determinadas zonas, tanto del episodio en cuestión como, sobre todo, información histórica que permita evaluar si ha aumentado la frecuencia e intensidad de fenómenos similares. También hay que tener en cuenta que las simulaciones a través de modelos climáticos, aunque están en proceso de mejora continua, no son una recreación exacta de la realidad y, por lo tanto, existen siempre incertidumbres sobre los resultados que han de tenerse en cuenta en un análisis riguroso.

ES