Andrew J. Green
Profesor de investigación de la Estación Biológica de Doñana (CSIC)
Este artículo es importante porque cuantifica una problemática ya conocida: los sesgos en la conservación de la naturaleza. En vez de invertir el dinero en las especies que corren más peligro de extinción, se invierte la gran mayoría en la ‘megafauna heroica’, las especies más carismáticas para los seres humanos, como los otros primates, los elefantes y las especies que se parecen a nuestras mascotas (los tigres, leones, o lobos, por ejemplo).
Al cuantificar hasta qué punto tenemos abandonado los grupos de organismos más amenazados con la extinción, este trabajo podría ayudar a cambiar las estrategias de los organismos de gestión y conservación. Con estas evidencias, podría estimular el desvío de una parte del dinero disponible a dónde más efecto puede tener. Por ejemplo, el grupo de vertebrados más amenazado es el de los anfibios (con la cuarta parte de todas las especies de vertebrados amenazados), pero apenas recibe el 2 % de la financiación. Igualmente, entre los invertebrados, las libélulas son especialmente amenazadas, pero el poco dinero gastado en programas de conservación para insectos se gasta principalmente en abejas o mariposas.
Con tan mala distribución del dinero, la peor noticia de este artículo puede ser que tan solo el 6 % de las especies mundialmente amenazadas han tenido algún proyecto de conservación. Al final, la desigualdad en la distribución de fondos entre la fauna y flora amenazada se parece algo a la desigualdad económica en la sociedad humana.