Juan Antonio Madrid Pérez

Juan Antonio Madrid Pérez
Cargo

Catedrático de Fisiología y director del Laboratorio de Cronobiología en Universidad de Murcia

No cambiar la hora ni en verano ni en invierno en EEUU disminuiría los infartos cerebrales y la obesidad, según un estudio

Si en Estados Unidos no se cambiara la hora dos veces al año, habría una menor incidencia de obesidad y de accidentes cerebrovasculares. Es lo que concluye un estudio de la Universidad Stanford (EEUU) publicado en PNAS que comparó cómo tres políticas horarias diferentes —horario estándar permanente (de invierno), horario de verano permanente y cambio bianual— podían afectar a los ritmos circadianos y a la salud de la población. Al modelar la exposición a la luz, los impactos circadianos y las características de salud condado por condado, los investigadores estiman que el horario estándar permanente evitaría unos 300.000 casos de accidente cerebrovascular al año y reduciría en 2,6 millones el número de personas con obesidad, en comparación con el cambio bianual. El horario de verano permanente también sería positivo, aunque con un impacto menor.  

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