Luis Cereijo
Profesor ayudante doctor de Educación Física y Deportiva e investigador en Epidemiología y Salud Pública de la Universidad de Alcalá
El desarrollo de agonistas del péptido similar al glucagón-1 (GLP-1) ha permitido el diseño de fármacos que nos ofrecen un abordaje clínico en casos particulares donde el sobrepeso debe ser tratado de forma urgente para reducir riesgos relacionados con la morbilidad cardiovascular. Sin embargo, el tratamiento farmacológico no es una solución para el problema poblacional de la obesidad. La obesidad solo puede ser abordada desde un marco multifactorial que mejore las condiciones de vida de las personas. La ciencia lleva décadas señalándonos la desigualdad como uno de los factores fundamentales de la obesidad. Según datos de la Encuesta Europea de Salud en España de 2020, el 24 % de personas de bajo nivel socioeconómico viven con obesidad, mientras que entre las personas de mayor nivel la prevalencia es solo del 9 %.
Abrazar el tratamiento farmacológico como única solución supone cronificar la obesidad renunciando a modificar las causas que empeoran la salud de las personas. Esto conlleva renunciar a que una mejora de las condiciones de vida permita que puedan mejorar sus hábitos de actividad física, alimentarios y de descanso. Asumir el enfoque individual del tratamiento farmacológico hará que todas estas causas subyacentes sigan perjudicando a la vida de las personas. Por ello, es urgente centrar el foco en las causas fundamentales y abordar las desigualdades sociales en salud como un problema poblacional derivado de las condiciones de vida. El exceso de peso no debe ser concebido como el problema, sino como un síntoma de aquello que está reduciendo la calidad y esperanza de vida de las personas.
Además, la forma en la que hemos recibido este fármaco como una suerte de 'bala de plata' para eliminar la obesidad debe hacernos reflexionar sobre la manera en la que nos relacionamos con el sobrepeso y la obesidad. Que reduzcamos el abordaje a reducir el peso corporal de las personas ignorando los restantes elementos que empeoran la calidad de vida de las personas merece una reflexión de quienes tienen la responsabilidad sobre el debate público. Porque el desarrollo del GLP-1 tampoco resolverá el grave problema de la estigmatización de las personas que viven con exceso de peso.