Clare Wenham
Profesora asociada de Política Sanitaria Mundial de la Escuela de Economía y Ciencia Política de Londres
La idea de la PHEIC es ser una herramienta política que galvanice la actividad para mitigar la propagación del patógeno. Sin embargo, lo importante es que, en realidad, no disponemos de ninguna base sólida de pruebas sobre el impacto que tiene o no tiene la determinación de la PHEIC (llevamos años intentando conseguir financiación para ello). Como no sabemos qué impacto tiene o no tiene la PHEIC, es difícil decir qué impacto tendrá mantenerla o terminarla.
Si piensas acerca de los criterios para [declarar] una PHEIC:
- Inusual o inesperada (ya no lo es).
- Potencial de propagación transfronteriza (sí, pero ¿importa eso si está en todos los países y es endémica?).
- Requiere de una respuesta internacional coordinada. Esta parte es más delicada, ya que podría decirse que nunca la ha tenido, o no muy bien, con la vuelta desenfrenada al nacionalismo. Se podría argumentar que se sigue necesitando esto, o lo contrario, que los gobiernos se las arreglaron por su cuenta, con la limitación del éxito que ha tenido cada país al hacerlo, algo impulsado, por supuesto, por factores estructurales.
Durante los brotes de ébola, el final se ha determinado con el cese de los casos. El final de la PHEIC del zika se determinó cuando se pensó que era necesaria una planificación a más largo plazo y el apoyo del sistema sanitario. Esta semana la OMS ha publicado algunos planes de gestión a largo plazo, lo que muestra cómo están pensando en ello. Obviamente no le corresponde a la OMS decidir como organismo internacional técnico, pero el Comité de Emergencia da asesoramiento técnico al director general, que toma la decisión de terminar [la PHEIC] o no.