Autor/es reacciones

Francisco J. Doblas-Reyes

Profesor ICREA, director del Departamento de Ciencias de la Tierra del Barcelona Supercomputing Center 

El resultado de la COP27 apunta en dos direcciones. La primera es la necesidad de avanzar en los mecanismos de adaptación a los efectos del cambio climático. El hecho de que finalmente se haya aprobado el fondo de loss and damage (aunque sin entrar en detalles sobre su implementación) implica que la necesidad de información climática relevante para la adaptación es aún más obvia de lo que ha sido hasta ahora. Esto implica que las metodologías que se han seguido hasta ahora para generar esta información climática, que han sido desarrollados fundamentalmente en el norte global, deben comenzar a tener en cuenta las relaciones de poder con respecto al sur global, el contexto de los usuarios y abordar la relevancia de los servicios que se han desarrollado con espíritu crítico. Además, las soluciones para la adaptación no pueden ignorar que es un problema global y que no es solo una reclamación de los países en transición. El desarrollo de soluciones para el norte global también puede aprovechar las lecciones que emergerán de esa nueva perspectiva de generación del conocimiento climático.

La segunda dirección apunta a la importancia de insistir en que cada décima de grado de calentamiento global cuenta. La falta de avance en los acuerdos sobre la mitigación de las emisiones de gases de efecto invernadero se puede interpretar como un fallo en la comunicación de que los impactos del cambio climático se expresan de forma no lineal con respecto a los incrementos de temperatura global. Los resultados disponibles muestran que cada aumento de temperatura que se consolide tardará decenas de años en poder compensarse y que para ello un esfuerzo enorme será necesario para la captura de los gases de efecto invernadero de la atmósfera.

ES