Francisco Guarner
Director de la Unidad de Investigación del Sistema Digestivo en el Hospital Universitario Vall d’Hebron de Barcelona y expresidente de la Sociedad Española de Microbiota, Probióticos y Prebióticos (SEMiPyP)
No es un estudio definitivo ni de gran calidad. Observan discretas alteraciones en el test de tolerancia tras sobrecarga oral de glucosa en 20 individuos después de dos semanas de tomar 180 mg diarios de sacarina, o en 20 individuos tras ingerir 102 mg diarios de sucralosa, en comparación con 20 controles [que no tomaron ningún edulcorante]. El número de individuos en cada brazo [los que tomaban un determinado edulcorante o servían de control] es muy pequeño (N=20), aunque el estudio incluya en total a 120.
Es importante subrayar que no detectan este efecto negativo en los individuos que trataron con estevia o con aspartamo. Por tanto, no se debe atribuir el efecto discretamente negativo a todos los edulcorantes.
Hay muchas discrepancias con la evidencia existente. La nueva publicación no es un estudio clínico, sino que es un estudio experimental: la N (el número de individuos en el estudio) es escasa, no enrolaron personas con resistencia a la insulina y utilizan dosis desorbitadas de edulcorante. Esta es una limitación muy importante: 180 mg de sacarina al día durante dos semanas es equivalente a tomar 50 comprimidos o 18 sobres de sacarina cada día. No conozco a nadie que tome tales cantidades. En el caso de la sucralosa, la intervención supondría ingerir 20 comprimidos de sucralosa cada día. Nadie lo hace.
Personalmente, opino que hay solo una conclusión aceptable, que además es importante: el hecho de que una sustancia no sea absorbible y que, por tanto, no pase a la sangre, no significa que sea inerte. La sustancia influye sobre la microbiota del intestino grueso y puede inducir cambios negativos o positivos.