Galderic Lastras
Geólogo y catedrático de la facultad de Ciencias de la Tierra de la Universitat de Barcelona
El artículo explica cómo Google ha convertido nuestros smartphones Android en instrumentos que permiten: por un lado, detectar terremotos mediante el acelerómetro que todos llevan instalado y, por otro lado, usar esas detecciones para generar alertas que se envían a los propios smartphones. En un alto porcentaje, [estas alertas] llegan antes que el propio terremoto y, por tanto, pueden ser una herramienta de reducción de los potenciales daños.
De hecho, hemos visto el sistema en acción [el lunes 14 de julio]. Ha tenido lugar un terremoto frente a la costa de Almería y numerosos usuarios de X han mostrado capturas de pantalla de sus smartphones con el aviso enviado por Google, por ejemplo aquí.
¿Cómo funciona el sistema? Una vez se ha generado un terremoto –que recordemos, ni los geólogos ni nadie somos incapaces de pronosticar (es decir, adelantar el día, la hora y el lugar exacto en el que tendrá lugar)– desde el hipocentro (o foco del terremoto) comienzan a propagarse ondas sísmicas que, en la superficie terrestre, notamos y medimos con sismómetros a medida que llegan al lugar donde nos hallamos. Como es natural, los lugares más cercanos al hipocentro reciben las ondas sísmicas antes que los lugares más alejados, es decir, el temblor no se nota instantáneamente en todos los lugares, sino que se va propagando.
Los investigadores de Google, de la Universidad de California y de Harvard han implementado en el sistema Android desde el año 2021 una característica que hace que, estando nuestro teléfono en reposo, si el acelerómetro detecta el paso de ondas similares a las ondas sísmicas, envía un mensaje a los servidores de Google con la información y la localización del teléfono. Cuando los servidores de Google reciben esta información de múltiples teléfonos, los utiliza como una especie de red pedestre de sismómetros que permite localizar la fuente del terremoto, así como su magnitud, que es lo que hacemos los geólogos con los sismómetros. Ciertamente muy interesante y, en cierta manera, es ciencia ciudadana “involuntaria”, pues la implementación en Android es por defecto.
La segunda parte es también muy interesante: una vez detectado que se ha generado un terremoto, Google usa esa información para enviar una alerta a todos los teléfonos localizados en el área potencialmente afectada, de manera similar a como Protección Civil envía alertas con el sistema EsAlert que últimamente se ha hecho famoso (por no haberse enviado a tiempo durante la dana de Valencia o por haberse enviado el sábado [12 de julio 2025], en el caso de Cataluña, a toda la población). Conviene remarcar que, en este caso, la decisión del aviso a la población no está en manos de Protección Civil, sino que queda en manos de una empresa privada.
Como la propagación de ondas sísmicas se produce a gran velocidad (no se trata de una borrasca que te llega dos días después, sino que las ondas sísmicas se propagan en pocos segundos), los criterios de envío de la alerta son automáticos y, por tanto, no dependen de una decisión de enviar o no. A pesar de eso, en algunos casos, la alerta llega durante el propio temblor o después, cuando ya no resulta útil. Eso sí, en una parte relevante de los casos, especialmente cuanto más lejos del origen del terremoto, la alerta al teléfono llega antes que las propias ondas sísmicas, de manera que la información permite al receptor unos pocos segundos para autoprotegerse. Se trata por tanto de un Sistema de Alerta Temprana (SAT), una suerte de “pronóstico de llegada de ondas sísmicas”. Hay diversos países del mundo (Japón, México, Taiwán, Corea del Sur y los estados de la costa pacífica de Estados Unidos y Canadá, por ejemplo) que ya disponen de un SAT de terremotos en el que los detectores son sismómetros. Este sistema permite generalizar para toda la población (¡que disponga de un Android!) de un SAT en el que los detectores son nuestros smartphones. Una ventaja añadida puede ser que el sistema permita mapear de manera mucho más rápida la distribución de intensidades (daños) de un terremoto, lo cual es crítico durante la gestión de la emergencia.
Es relevante, eso sí, tener en consideración que, una vez recibimos la información de que “vamos a sentir un terremoto” y tenemos la oportunidad de autoprotegernos en unos pocos segundos, debemos de estar educados en cómo actuar, en cómo autoprotegernos. Los países que disponen ya de un SAT de terremotos establecido también dedican numerosos recursos a la educación de la población, para hacernos menos vulnerables a los daños potenciales.
En España no existe un sistema de alerta temprana de terremotos como en Japón, de manera que el avance es significativo, siempre y cuando vaya de la mano de la educación de la población.
¿Qué problemas puede tener el sistema?
- Las alertas no llegan a todos los dispositivos (únicamente a los Android) y no parece que vayan vinculadas a un sonido estridente como EsAlert.
- El gestor de emergencias (Protección Civil) en este caso no tiene un papel en la decisión de alertar (por ejemplo: ¿quién establece a partir de qué magnitud, o qué intensidad esperable, se avisa a la población?).
- Los detectores (nuestros teléfonos Android) no están repartidos uniformemente por la superficie terrestre, sino que:
- En 2/3 del planeta, allá donde se sitúan mares y océanos bajo los cuales también se generan terremotos, no dispondríamos de estos detectores. A menudo es bajo los océanos, en las zonas de subducción, donde se generan los terremotos de mayor magnitud, que solo se empezarán a detectar cuando lleguen a tierra, donde sí hay smartphones, y, por tanto, demasiado tarde. Por tanto, es muy importante señalar que este sistema no puede sustituir a los sistemas existentes, por ejemplo, en Japón, donde los sismómetros están instalados en el fondo marino, que permiten una detección más próxima a la fuente, que puede permitir disponer de unos segundos más de reacción, cruciales en los eventos de mayor magnitud.
- Tampoco están repartidos uniformemente por la superficie terrestre emergida y, por tanto, es un sistema que funciona con menor agilidad en zonas poco pobladas, en las que el escaso número de detecciones no permite generar una alerta de calidad.
- Conocer lo que va a pasar no nos evita vivirlo y, por tanto, la población debe de estar correctamente educada, y deberían existir simulacros para saber cómo actuar correctamente. En una época en la que en los planes de estudio de los colegios e institutos desaparece gradualmente la ciencia y muy especialmente, la geología, cada vez se echa más en falta un conocimiento profundo del funcionamiento del medio natural que nos permita tomar decisiones correctas, tanto personalmente como a nivel de sociedad.