Jaime Manzano
Responsable de incidencia política e investigación en la fundación Salud por Derecho –única organización española acreditada como parte interesada en las negociaciones del Acuerdo de Pandemias desde el INB11–
El apoyo que se dio ayer al acuerdo de pandemias en la Asamblea Mundial de la Salud es, sin duda, una señal muy positiva. Sin embargo, marca solo el inicio de una fase fundamental –y también la más compleja de negociar– sin la cual el acuerdo tendrá un impacto muy limitado: la creación del sistema de acceso y reparto de beneficios (PABS, por sus siglas en inglés). Este sistema será determinante para saber si el acuerdo puede realmente establecer un nuevo modelo de distribución equitativa ante futuras pandemias. Hasta ahora, el acceso a vacunas, medicamentos y diagnósticos esenciales ha estado condicionado por profundas desigualdades que impiden a gran parte del mundo acceder a ellos de forma asequible y a tiempo.
Esta fase de negociación no se resolverá en pocos días, sino que llevará muchos meses de trabajo. Por eso, es fundamental seguir avanzando desde ya, tanto a nivel regional como nacional, incorporando los elementos más progresistas que el texto finalmente acordado contempla. En el caso de España, el Anteproyecto de Ley del Medicamento y la anunciada Estrategia de Salud Global son dos instrumentos donde estos avances en materia de acceso deberían empezar a concretarse y dar forma al compromiso asumido durante estos años de negociación. A nivel europeo, tanto el paquete farmacéutico como los programas de financiación de la I+D representan oportunidades reales para empezar a traducir estos compromisos en medidas concretas.