Autor/es reacciones

Mercedes Jiménez

Científica titular en el Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas del CSIC

El artículo es un estudio observacional que compara la información destinada a público general y pacientes sobre medicamentos contra el cáncer (prospectos e información a los profesionales de la medicina) aprobados en un corto intervalo de tiempo (2017-2019) con la información que las autoridades reguladoras (EMA) solicitan y reciben, de forma más regulada, para su aprobación. 

Los autores encuentran diferencias respecto a cuestiones importantes que se traducen en una comunicación deficiente sobre determinados aspectos que influyen en el conocimiento y tomas de decisiones por parte de los pacientes sobre los beneficios (y riesgos) de estos medicamentos. 

Por ejemplo, la información a los pacientes siempre incluye cuál es la composición del fármaco y su mecanismo de acción, cómo actúa; pero no han encontrado en ninguna información pública el número y diseño de los estudios realizados, cuántas personas han participado en los ensayos, la tasa de supervivencia y los beneficios en calidad de vida.  

Para los autores, la masiva información de cómo funciona el fármaco puede llevar, incluso, a una interpretación errónea, ya que podría sobredimensionar la evidencia sobre su efectividad al no detallarla. También detectan falta de información sobre la fortaleza y calidad de las evidencias e, incluso, la distinción entre si el fármaco es preventivo, terapéutico o paliativo. 

Los autores reclaman una comunicación más completa y una intervención para regular los aspectos que se omiten y que consideran necesarios para tomar decisiones relevantes en la salud.  

En mi opinión, la información sobre las vacunas contra la covid-19 ha generado un escenario de necesidad de conocimiento que se ha visto como importante e imprescindible para una mejor toma de decisiones. En lo que concierne a la salud, la comunicación debe ser rigurosa, completa y accesible (sencilla de entender), pero también debe inspirar confianza; debe contener los beneficios y riesgos detectados y corresponde a los organismos reguladores vigilar para que así llegue a los pacientes.

ES