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Juan Alguacil

Médico y catedrático de Salud Pública de la Universidad de Huelva

Aunque sus causas puedan ser políticas, las guerras son un problema cada vez más relevante de salud pública. Cada vez afectan más a la población civil. Y lo alarmante ya no es que las principales víctimas sean mujeres y niños, sino que, en base a los datos aportados por los investigadores, ya no se respeta ni hospitales, ni profesionales de la salud, ni población enferma o vulnerable que se atiende en las instalaciones sanitarias, o en campos de refugiados. En el caso de Gaza, a la vista de todo el mundo, incluidos los grandes líderes políticos regionales y mundiales, y de organizaciones internacionales como la ONU que, tras un año de inicio del agravamiento del conflicto, no solo siguen permitiendo la masacre, sino que aceptan que se extienda.  

La frase más contundente del artículo, en mi opinión, no está en la conclusión, sino cuando se afirma que "el daño a las infraestructuras y las lesiones o la muerte de seres humanos dentro del rango de alcance letal de las bombas antibunker no son verdaderamente colaterales, sino que, en realidad, son un efecto anticipado de esas bombas cuando se eligen en lugar de municiones más pequeñas". A buen entendedor, no hacen falta muchas más palabras. Otro ‘recado’ que deja el artículo es sobre el cliente para el que se fabrican dichas bombas: el ministerio de defensa de EE. UU. 

El estudio, liderado por investigadores de la Universidad de Harvard, en colaboración con otras instituciones americanas, palestinas y libanesas, aporta argumentos y datos para intentar demostrar que Israel ha estado incumpliendo el Derecho Humanitario Internacional durante el actual conflicto en Gaza al haber lanzado bombas antibunker en la cercanía de centros hospitalarios dentro del rango de alcance letal de dichas bombas. 

El estudio es pionero y original en su metodología combinada con el objetivo, y aporta datos relativamente robustos para apoyar sus conclusiones. Datos geoespaciales sobre los cráteres de las bombas procedentes de imágenes de satélite de prensa poco sospechosa de ser antisemita (CNN y New York Times) disponibles públicamente, y datos de geolocalización de los centros hospitalarios facilitados por las Naciones Unidas, combinados con estrategia de análisis de datos mediante inteligencia artificial, aseguran la reproducibilidad del estudio por terceros.   

Los resultados encajan con las versiones oficiales representantes de las Naciones Unidas como Francesca Albanese, relatora especial de las Naciones Unidas para los Territorios Palestinos ocupados, o de la Oficina Regional para el Mediterráneo Oriental de la Organización Mundial de la Salud.

ES