Autor/es reacciones

Liz Coulthard

Profesora asociada de Neurología de la Demencia en la Universidad de Bristol (Reino Unido)

Se trata de un ensayo sólido e innovador. Los resultados son alentadores y significan que en uno o dos años podremos ofrecer a los pacientes una serie de tratamientos que ralenticen la progresión de la enfermedad de Alzheimer. Algunos pacientes no empeoraron significativamente durante el ensayo y, por término medio, la progresión de la enfermedad se ralentizó entre 4,4 y 7,5 meses a lo largo de 18 meses. El fármaco parece tener un beneficio significativo, al menos, para algunos pacientes.  

Aún no sabemos si este beneficio continuaría después de 18 meses. Hubo efectos secundarios significativos y los pacientes tendrán que ser conscientes de los riesgos del tratamiento para que puedan elegir si toman estos fármacos o no.  

Estos datos empiezan a mostrar cómo podemos adaptar el tratamiento a los pacientes que más se beneficiarán (es decir, aquellos con evidencia de amiloide sin niveles muy altos de tau) y cómo podemos limitar la dosis de la medicación. Esto es muy importante en la práctica clínica, sobre todo, porque hay efectos secundarios y los costes pueden ser significativos.  

Sin embargo, adoptar ese tratamiento tan sofisticado implica cambios y requiere recursos enormes. Tenemos que transformar nuestro acceso a los escáneres cerebrales y las salas de infusión y formar a personal cualificado para administrar estos tratamientos. El alzhéimer es una enfermedad común y queremos que las personas puedan optar al tratamiento en función de sus necesidades, en lugar de limitar el acceso a quienes pueden pagar una asistencia privada o viven en determinadas zonas del país. 

ES