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Luis Querol

Neurólogo de la Unidad de Enfermedades Neuromusculares - Neurología Autoinmune del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau e investigador del Institut de Recerca Biomèdica Sant Pau en Barcelona

Se trata de un estudio de casos y controles que, si bien está metodológicamente bien planteado, implica un diseño vulnerable a diferentes sesgos, como el de selección. Aun siendo un estudio de base poblacional, no se recoge cuál es el porcentaje de pacientes con esclerosis múltiple (EM) de todo el país que decidieron participar y responder a los cuestionarios que recogían la información de forma retrospectiva. Por otro lado, el hecho de que la información respecto a la calidad del sueño de hace años fuera recogida retrospectivamente está sujeta a sesgo por diferentes motivos: el primero y más claro es que los pacientes pueden aportar respuesta influidas por su calidad de sueño o por su estado anímico actual y, además, porque aunque el diagnóstico de la EM se hiciera años más tarde, algunos de los síntomas de la enfermedad, entre los que podría estar la fatiga o la calidad del sueño, pueden ser considerados incluso prodrómicos. 

Algunos de los factores confusores son muy difíciles de controlar. Un aspecto que podría haberse considerado es si la presencia de síntomas actuales que influyan en la capacidad de responder de forma negativa se correlacionaba con el número de horas de sueño previas reportadas. En otras palabras, si alguien está cansado, deprimido o muy discapacitado ahora quizá tienda a ver su calidad de vida en general, y también la de su sueño en particular, como peor de lo que en realidad era en aquel momento. Ver esas correlaciones con escalas de depresión, fatiga o discapacidad podría haber sido interesante para descartar que esos condicionantes tuvieran un papel 

Se trata de un estudio que señala hacia un posible factor de riesgo con algunas limitaciones metodológicas, como mencionábamos previamente, relativamente claras, y que detecta una magnitud del efecto del factor de riesgo relativamente menor si se considera la magnitud del efecto de otros factores, como por ejemplo la infección por el virus de Epstein-Barr. Esto hace que las implicaciones prácticas en el día a día de la enfermedad sean menores, aunque pueda ser una idea interesante a explorar en estudios de cohortes futuras. Por otro lado, las implicaciones concretas incluirían la necesidad de garantizar una buena calidad de sueño a los niños y adolescentes, algo que, por otro lado, es una recomendación de salud general que, de cualquier manera, debería seguirse independientemente de su influencia en la EM.

ES