Maite Garaigordobil Landazabal
Doctora en Psicología, especialista en Psicología Clínica, catedrática de Evaluación y Diagnóstico Psicológicos de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) y académica de número en la Academia de Psicología de España
El estudio, que tiene como objetivo informar sobre las tasas de tratamiento de los trastornos mentales en niños y adolescentes, está bien diseñado y su calidad es alta. La metodología es adecuada y frecuente en las revisiones sistemáticas y metaanálisis actuales. Los análisis realizados son adecuados, evidencian los hallazgos destacados por los autores y representan una contribución al conocimiento sobre los trastornos mentales en la infancia y la adolescencia.
Los resultados de este metaanálisis, que incluye 40 estudios, muestran que las tasas de tratamientos combinados fueron del 38 % para cualquier trastorno mental, del 36 % para trastornos depresivos, 31 % para trastornos de ansiedad, 58 % para trastorno por déficit de atención/hiperactividad, y 49 % para trastornos de conducta. Estos resultados evidencian que las tasas de tratamiento de los trastornos mentales en niños y adolescentes fueron generalmente bajas, insatisfactoriamente bajas, especialmente para la depresión y la ansiedad.
Por consiguiente, las tasas de tratamiento son más bajas para los trastornos internalizantes frente a los externalizantes, ya que estos trastornos emocionales pasan más desapercibidos tanto en el contexto familiar como en el contexto escolar.
Además, en este estudio se evidenció que la tasa de tratamiento de los trastornos depresivos fue mayor en los adolescentes que en los niños mientras que en los trastornos de ansiedad fueron mayores en los niños que en los adolescentes. Este resultado es coherente con una mayor prevalencia de la depresión durante la adolescencia**.
Teniendo en cuenta los resultados del reciente metaanálisis de Solmi et al. (2022) en el que se ha confirmado que el 48 % de los trastornos mentales se inician antes de los 18 años, los resultados obtenidos en este estudio de Wang et al., permiten enfatizar la necesidad de identificar tempranamente los trastornos mentales en la infancia y la adolescencia, especialmente los trastornos ansioso-depresivos que pasan más desapercibidos, para llevar a cabo intervenciones tempranas. El contexto escolar es un contexto idóneo para la detección precoz, para el screening de los problemas de salud mental en edades tempranas.
Los resultados del estudio sugieren la necesidad de diseñar e implementar tratamientos específicos para reducir los problemas de salud mental en la infancia y la adolescencia, especialmente para la depresión y la ansiedad, es decir, sugieren la necesidad de intervenciones específicas para mejorar la situación actual identificada (tasas bajas de tratamientos).
Por consiguiente, a partir de los resultados del estudio también se puede afirmar que actualmente es muy necesario, en primer lugar, llevar a cabo acciones en el contexto escolar con la finalidad de prevenir los trastornos mentales y reducir el estigma de los mismos y, en segundo lugar, diseñar tratamientos clínicos eficaces basados en la evidencia para el abordaje de los trastornos mentales durante la infancia y la adolescencia.
Además, en este estudio las tasas de tratamiento de los trastornos mentales en niños y adolescentes variaron significativamente según las diferentes regiones y niveles de ingresos, confirmándose que, a mayor nivel de ingresos del país, mayor era la tasa de tratamiento para cualquier trastorno mental.
Por lo tanto, estos resultados sugieren la necesidad de invertir más en salud mental infantojuvenil, tanto para diseñar, implementar y validar programas preventivos universales, dirigidos a la población en general, programas de prevención primaria, encaminados a fortalecer la salud mental y desarrollar la resiliencia, como programas dirigidos para población en riesgo y población con un diagnóstico claro, que tienen como objetivo los niños y adolescentes con niveles medios o altos de sintomatología.
Entre las limitaciones del estudio cabe destacar que son pocos los estudios seleccionados en este metaanálisis, lo que conlleva a sesgos tanto en relación a los trastornos mentales identificados, como a la representatividad de los países. En concreto, se puede observar un peso significativamente mayor de estudios americanos, unos pocos estudios europeos y un único estudio con muestra española, lo que limita la generalización de los resultados que ha de tomarse con cautela.
No obstante, la tendencia de los resultados sobre los trastornos emocionales en la infancia y la adolescencia en España no es muy diferente a los resultados obtenidos en otros países europeos. En este sentido, puede consultarse el último informe sobre el panorama de la salud en Europa (Health at a Glance: Europe 2022) publicado en 2022 por la Comisión Europea y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD, 2022) en el que concluyen que con la aparición de la covid-19, los casos de ansiedad y depresión se han incrementado significativamente en todos los países de la Unión Europea, ocupando España el segundo lugar con mayor porcentaje de jóvenes con depresión. Y esto apunta en la misma dirección que los datos del informe de la Fundación ANAR (ANAR, 2023) que, además de confirmar que los problemas de salud mental han aumentado significativamente, entre los motivos por los que más consultaron en 2022 fueron: ideación/intento de suicidio, autolesiones, ansiedad, depresión y trastornos de conducta alimentaria.
**Referencia citada: Garaigordobil, M., Bernarás, E., y Jaureguizar, J. (2023). Depresión infanto-juvenil: evaluación, prevención y tratamiento. En FOCAD Formación Continuada a Distancia. Edición nº 50. Enero-Marzo. Segunda edición (pp. 1-56). Madrid: Consejo General de la Psicología de España. ISSN: 1989-3906.