Manel Esteller
Profesor de Investigación ICREA en el Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras
Los doctores Victor Ambros y Gary Ruvkun han recibido el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en la presente edición por el descubrimiento de los microARNs. El dogma central de la biología molecular dice que a partir de los genes (ADN) se produce una molécula llamada ARN mensajero (se parece mucho al ADN pero no es de doble cadena y en vez de “T” en su secuencia tiene “U”), que es la responsable de llevar la información a las fábricas de las células (ribosomas) que producen las proteínas (hemoglobina, insulina, etc.).
Este dogma presenta varias grietas y los investigadores mencionados descubrieron uno más: existen genes (alrededor de 1.000 en el genoma humano) que no producen ARN mensajero sino un ARN más pequeño (de 21 a 25 piezas) denominado microARN que no origina proteínas. Estos microRNAs son los reguladores de los ARN mensajeros: se unen a los mismos por complementariedad química e inhiben su función. Este fenómeno contribuye a que, aunque todas las células del cuerpo humano tienen la misma secuencia de ADN, puedan producir cantidades de proteína distinta: por ejemplo, en la retina requieres expresión elevada de rodopsina para ver, mientras que la piel expresa niveles altos de queratina.
Los hallazgos de los premiados fueron inicialmente descritos en un gusano usado ampliamente en los laboratorios, el Caenorhabditis elegans, en 1993; pero con posterioridad en el año 2000 también demostraron que sucedían en humanos. Hoy en día sabemos que los patrones de expresión de los microARNs están alterados en muchas patologías como el cáncer y sus genes están mutados en algunas enfermedades minoritarias. Existe también una investigación farmacológica muy activa para encontrar fármacos que actúen a nivel de los microARNs. ¡Es un reconocimiento bien merecido!