Manuel Irimia
Profesor ICREA, investigador en la Universitat Pompeu Fabra (UPF), director del grupo de Transcriptómica del Desarrollo y Evolución de los Vertebrados en el Centro de Regulación Genómica (CRG) de Barcelona
El descubrimiento de los miRNA, pequeñas moléculas de RNA que modulan la cantidad de proteína producida por los genes, fue una auténtica revolución en todos los campos de la biología y medicina. En primer lugar, fueron un paso más en la deconstrucción el dogma de la biología molecular, ya que mostraba que los RNAs, no solo las proteínas podían regular la expresión de los genes del genoma. Esto abrió la puerta al descubrimiento de redes reguladoras, más y más complejas, basadas en RNAs no codificantes, incluyendo, por ejemplo, otras moléculas de RNA más largas. Segundo, a medida que iba quedando claro que la regulación por miRNAs no eran una excepción sino la regla, se estudió y demostró su relevancia en prácticamente todos los campos de la investigación biomédica: desde la evolución de los seres vivos al desarrollo embrionario y la progresión del cáncer y otras enfermedades. Los miRNAs resultaron ser una parte esencial de casi todos los circuitos génicos y, por tanto, todos los investigadores en biomedicina nos hemos topado con los miRNAs, en mayor o menor medida, en algún momento de nuestras carreras.
Este galardón es un nuevo reconocimiento a la importancia capital de la ciencia básica, a la investigación dirigida por la curiosidad. Como en muchos otros casos, unas observaciones inesperadas y potencialmente anecdóticas, acabaron derivando en una explosión de nuevas oportunidades prácticas y en una revolución en nuestro conocimiento sobre la vida.