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Marc Suárez-Calvet

Investigador del Barcelonabeta Brain Research Center y del Servicio de Neurología del Hospital del Mar (Barcelona)

Varios estudios han demostrado que aquellos deportes en los que se dan repetidos golpes en la cabeza (como el boxeo, el rugby o el hockey sobre hielo) pueden aumentar el riesgo de padecer demencia o una enfermedad neurodegenerativa. En el caso del fútbol, el deporte más popular, algunos indicios también apuntan a esta asociación, aunque los resultados de los estudios realizados hasta la fecha eran inconsistentes. 

El estudio recientemente publicado en The Lancet Public Health sigue a 6.007 futbolistas que jugaron en la primera división sueca entre 1924 y 2019 y concluye que éstos tienen 1.5 veces más riesgo de padecer una enfermedad neurodegenerativa que la población general. En concreto, un 8,9% de los jugadores de futbol desarrolló alguna enfermedad neurodegenerativa, un porcentaje significativamente mayor que el de la población general (6,2%). El riesgo de enfermedad de Alzheimer u otras demencias estaba significativamente aumentado en los jugadores de fútbol, mientras que no existían diferencias en el riesgo de otras enfermedades, como el párkinson o la esclerosis lateral amiotrófica. Teniendo en cuenta que el ejercicio físico es un factor protector para el desarrollo de cualquier tipo de demencia, esta asociación podría estar incluso infravalorada. 

Un dato muy importante del estudio es que este mayor riesgo no se da en los 510 porteros estudiados, que suelen golpear menos el balón con la cabeza, y sí en el resto de jugadores. Este hecho podría indicar que son los cabezazos repetidos los responsables del mayor riesgo de alzhéimer y enfermedades neurodegenerativas. Aun así, cabe recordar que no se puede establecer una relación causa–efecto en un estudio observacional. Una limitación importante del estudio es que solo se han estudiado hombres, se deben realizar estudios también en mujeres. 

Este estudio (y otros con resultados similares) tienen implicaciones importantes. Nos deben hacer reflexionar sobre la necesidad de minimizar los cabezazos y los golpes repetidos con la cabeza en el deporte, aunque sean de poca intensidad. Esto es especialmente importante en la infancia y la adolescencia, donde el cerebro está en desarrollo. 

ES