Marta Vives-Pi
Líder del grupo Inmunología de la Diabetes del Instituto de Investigación Germans Trias i Pujol (IGTP, Badalona) y profesora asociada de Inmunología en la Universitat Autònoma de Barcelona
El Premio Nobel de Medicina 2025 ha sido para Mary E. Brunkow, Fred Ramsdell y Shimon Sakaguchi por sus descubrimientos sobre la tolerancia inmunológica periférica. En mi opinión, un acierto total: reconocer un avance que permite comprender los mecanismos fundamentales del sistema inmunológico y su impacto en el desarrollo de nuevas terapias.
Los premiados han desvelado cómo unas células, los linfocitos T reguladores, mantienen el equilibrio inmunitario, evitando que el organismo ataque a sus propios tejidos. Estos hallazgos han sido clave en el desarrollo de inmunoterapias para el cáncer y las enfermedades autoinmunes, que afectan a un porcentaje significativo de la población. Identificar cómo las células T reguladoras actúan como “guardianes” del organismo abre la puerta a terapias más precisas y menos invasivas.
Es un ejemplo de cómo la ciencia básica, a veces invisible para el gran público, puede traducirse en avances concretos que mejoran la salud de millones de personas. Un recordatorio de que la investigación fundamental es la semilla de los tratamientos que salvarán vidas mañana.