Miguel Motas
Profesor de Toxicología en el departamento de Ciencias Sociosanitarias de la Universidad de Murcia
El estudio tiene un gran tamaño muestral y la técnica analítica es la correcta. Los métodos son los adecuados y las conclusiones están sustentadas en un potente cálculo estadístico. Es novedoso pues no se había relacionado directamente la exposición a metales con esta hormona, si bien es cierto que se sabía por estudios con animales del potencial como tóxicos reproductivos de estos metales.
Hay que tener en cuenta el efecto sumatorio de la mezcla de metales. Como este produzca el efecto monitorizado, puede ser que otros metales o incluso que otros contaminantes de naturaleza orgánica actúen potenciando este efecto. La principal limitación considero que es la muestra elegida: la orina es la vía de eliminación de los metales y cada uno tiene un tiempo de permanencia en el organismo distinto y un porcentaje de eliminación diferente por esta vía, por lo que realmente la relación entre nivel de metal y el efecto sería mejor hacerla en sangre –que representa la cantidad de metal circulante que puede ejercer efecto tóxico– y no en orina, donde está el metal que se está eliminando, en virtud de muchas variables toxicocinéticas no relacionadas con el posible efecto.
Deberían implantarse los análisis toxicológicos de manera rutinaria en la clínica, pues están detrás de multitud de afecciones crónicas y, especialmente, las reproductivas. Falta formación por parte de los clínicos en toxicología, lo que redunda en un infradiagnóstico de las patologías asociadas a compuesto tóxicos en general y a metales en particular.