Milagros Merino Andreu
Especialista en Neurofisiología Clínica y coordinadora de la Unidad de Trastornos Neurológicos de Sueño en el Hospital Universitario La Paz
Con la información disponible, no queda claro si la mayor frecuencia de ictus e hipertensión arterial entre los participantes que dormían siestas podría deberse a que tuvieran más apneas de sueño (trastorno que provoca somnolencia diurna y mayor riesgo de ictus e hipertensión). Dormir una siesta breve de menos de 20-30 minutos es reparadora, al contrario que las siestas prolongadas. Estas últimas reflejan, realmente, un sueño nocturno insuficiente por un trastorno de sueño como apneas, retraso de fase, jet-lag, trastornos del sueño por cambio de turnos o movimientos periódicos en piernas, entre otros.
El papel de la siesta debe individualizarse en cada paciente para evaluar su repercusión en el sueño nocturno.