Nicole Grunstra
Antropóloga evolutiva, bióloga evolutiva e investigadora posdoctoral senior en la Universidad de Viena (Austria)
Los debates y las pruebas empíricas del dilema obstétrico** han estado dominados durante mucho tiempo por el presunto efecto negativo de una pelvis más ancha (de izquierda a derecha) sobre la marcha bípeda. Este estudio muestra nuevos y apasionantes hallazgos que ponen de relieve que la evolución de la forma de la pelvis humana no solo tiene que ver con el parto y la locomoción, y que otras dimensiones del canal pélvico distintas de la anchura también pueden estar sometidas a restricciones selectivas en los humanos.
En primer lugar, los autores han hallado una asociación fuerte entre un mayor riesgo de disfunción del suelo pélvico (en particular el prolapso) y canales de parto más anchos mediolateralmente. Esto respalda la hipótesis del suelo pélvico, según la cual este es especialmente importante en los seres humanos debido a nuestra postura erguida, y un canal de parto más estrecho ha evolucionado en beneficio de la salud del suelo pélvico.
Además, mientras que la mayoría de los trabajos anteriores han analizado el dilema obstétrico centrándose en la anchura de la pelvis, este estudio demuestra que la longitud o profundidad anteroposterior (del vientre a la espalda) del canal del parto también influye en la locomoción y el dolor de espalda. Esto último podría apuntar a una relación entre la curvatura de nuestra columna bípeda y la forma de la pelvis, que se ha planteado como hipótesis, pero aún no se ha comprobado. Este estudio proporciona un indicio más de que esta podría ser una nueva y fructífera dirección de la investigación en el ámbito de la evolución.