Autor/es reacciones

José César Perales

Catedrático en el departamento de Psicología Experimental de la Universidad de Granada

En este estudio se utiliza una muestra representativa de adolescentes británicos para evaluar la relación entre sufrir alguna alteración psicológica clínicamente significativa y aspectos cuantitativos y cualitativos del uso de redes sociales. En general, se replican resultados anteriores que muestran una relación estadísticamente significativa pero pequeña entre problemas de salud mental y uso de redes sociales, pero también refuerzan la necesidad de interpretar estas relaciones estadísticas con mucho cuidado.  

Antes de comentar las novedades y fortalezas que aporta este estudio es importante tener en cuenta que: 

  • la metodología es correlacional y, por tanto, no aporta evidencia sobre la dirección causal de las relaciones analizadas,  
  • la muestra solo es representativa de la población adolescente británica, donde la evidencia sobre un deterioro de la salud mental en adolescentes es más sólida que en países ajenos a la "anglosfera" (por ejemplo, la UE o Latinoamérica), 
  • las medidas de uso de redes sociales son autoinformadas: es bien sabido que estas medidas son poco fiables cuando se comparan con medidas comportamentales objetivas, obtenidas a partir de los registros de uso del propio dispositivo. Es muy posible que las personas con alteraciones de su salud mental tengan una percepción más distorsionada del uso que hacen de las redes sociales o las "pantallas" en general.  

Dicho esto, se trata de un informe registrado (registered report o RR), un tipo de estudio en el que todas las hipótesis, la metodología y la estrategia de análisis de los datos se mandan a la revista a revisar antes de recoger los datos. Una vez que la primera parte del RR es aceptada por la revista, se recogen los datos y se analizan siguiendo de forma lo más escrupulosa posible el plan trazado y aceptado de antemano. Eso garantiza que no se alteran las hipótesis (HARKing), ni se flexibilizan los análisis (p-hacking), o se seleccionan las medidas a posteriori (data slicing/cherry picking), para que los resultados sean más atractivos o acordes con los intereses de los investigadores. Además, el estudio está realizado de forma colaborativa por dos de los grupos más prestigiosos y metodológicamente fiables en el mundo actualmente (en las universidades de Oxford y Cambridge). Es especialmente reseñable que, aunque Amy Orben y Andrew Przybylski han colaborado estrechamente en el pasado, sus posicionamientos se han distanciado en los últimos años y que la colaboración entre ambos asegura una diversidad de perspectivas que reduce la posibilidad de incurrir en sesgos interpretativos.  

Respecto a los resultados, las principales novedades son las siguientes: 

  • Se replican las relaciones estadísticamente significativas pero débiles entre medidas de salud mental y medidas de uso de redes sociales en adolescentes, con la novedad de que las medidas de salud mental utilizadas permiten distinguir entre participantes que sufren alguna alteración psicológica clínicamente significativa y aquellos que no, usando métodos de entrevista con validez clínica y no solo autoinformes de cribado, como en la mayoría de los estudios disponibles.  

  • Se distingue entre personas que sufren alteraciones internalizantes (por ejemplo, trastorno de ansiedad o del estado de ánimo) e internalizantes (por ejemplo, TDAH o problemas de conducta) y se comparan tanto entre ellos como con el grupo sin alteraciones psicológicas. Lo más interesante es que, aunque tanto el grupo internalizante como el externalizante muestran una elevación del uso de redes sociales, solo el internalizante muestra diferencias en los indicadores cualitativos. Más concretamente los adolescentes con problemas internalizantes mostraron un aumento en la comparación social, una mayor influencia del feedback en redes sociales sobre su estado de ánimo, una menor satisfacción con la cantidad de amigos en línea, una menor autopresentación honesta y una menor percepción de control sobre el uso de redes sociales, en comparación con aquellos sin una alteración de salud mental. Ninguno de estos efectos cualitativos era reseñable en el grupo de alteraciones externalizantes. Como anotación, esta diferencia es importante porque las adicciones se consideran alteraciones externalizantes. La ausencia de signos de uso problemático de redes sociales entre personas con alteraciones externalizantes indicaría una diferencia importante entre el uso problemático de redes sociales y los trastornos adictivos en sentido estricto, como las adicciones a sustancias o el trastorno por juego de azar. Por contra, reforzarían la idea cada vez más asentada de que el uso problemático de redes sociales es solo una parte de patrones de conducta problemática más generales relacionados con el contexto y la vida social y familiar de la persona, y en el que los problemas emocionales previos son un importante factor de vulnerabilidad.  

  • Aunque los resultados no aportan evidencia causal, sí que revelan algunos posibles mecanismos de la interrelación entre salud mental y uso de redes sociales. Más concretamente, son compatibles con un modelo interaccionista en el que las alteraciones emocionales y del estado de ánimo inducirían un uso de las redes sociales (por ejemplo, comparaciones sociales desventajosas) que, a su vez, repercutiría en un peor estado de ánimo. En ese modelo, se hace hincapié en que los factores de riesgo y protectores en el contexto online no son demasiado distintos de los que aparecen offline. Por ejemplo, la tendencia a la comparación desventajosa no sería exclusivamente en las redes, sino también fuera de las redes, del mismo modo que la calidad de las amistades online ejercería un factor protector en el contexto online similar al que ejerce offline. Aunque es cierto que la ubicuidad y accesibilidad de Internet puede ser un factor de riesgo para entrar en estos bucles de retroalimentación, también lo es que su prevención pasaría por promover un uso más gratificante y un mayor grado de protección social en la red.

ES