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Rafael Matesanz

Creador y fundador de la Organización Nacional de Trasplantes

Un enfoque frecuente en el desarrollo de los xenotrasplantes de distintos órganos, antes de pasar a la fase clínica, es realizarlos en pacientes en muerte encefálica pero con estabilidad hemodinámica, de manera que se pueda valorar al menos a corto plazo la evolución del órgano y la repercusión en el organismo de la persona fallecida, pero con la circulación mantenida.  

En Estados Unidos se han hecho al menos tres trasplantes de riñón desde 2021 —uno de hasta 61 días de seguimiento en personas en muerte encefálica— y otros dos de corazón, que sirvieron para acumular no pocas enseñanzas de utilidad. En ambas modalidades precedieron a las primeras experiencias clínicas en personas vivas, que hasta el momento se han concretado en dos trasplantes cardiacos (ambos fallecidos) y cuatro renales, de los que dos sobreviven tras varios meses de evolución. 

El equipo del Hospital Militar de Xi’an, en China, posee una amplísima experiencia en trasplante experimental de todo tipo de órganos de cerdo a mono desde hace más de una década. En esta ocasión se trata del primer caso en el mundo de un trasplante de hígado porcino genéticamente modificado a un humano en situación de muerte encefálica. El objetivo último de la experiencia no era lograr un trasplante hepático estándar, sino que sirviera de ‘órgano puente’ en casos de fallo hepático agudo, en espera de un órgano humano que sirviera para el trasplante definitivo. La experiencia se prolongó durante 10 días y el órgano porcino se mantuvo en buenas condiciones, con una función metabólica básica aceptable y sin signos de rechazo agudo, lo que indica que el procedimiento fue satisfactorio para los fines perseguidos y podría utilizarse in vivo en un futuro próximo. 

En España, el equipo del Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia tiene también experiencia en el trasplante de hígados de cerdo a mono desde el siglo pasado y está preparando un ensayo clínico, pendiente aún de las aprobaciones correspondientes, para trasplantar hígados de cerdo genéticamente modificados procedentes de la Universidad de Múnich a tres enfermos en fallo hepático agudo. Se realizarían en enfermos con mala evolución clínica y en los que no apareciera el órgano a trasplantar en un plazo de dos días, manteniendo el órgano porcino hasta estabilizar al enfermo y conseguir un hígado humano adecuado. 

La situación de fallo hepático agudo, bien por tóxicos o indicación de retrasplante en los primeros días tras la cirugía se dio en España en 111 ocasiones durante 2024, de las que no se encontró a tiempo un hígado adecuado en 8 casos (7,2 %), sobre una actividad total de 1.344 trasplantes. El tiempo de los enfermos en situación de urgencia fue de menos de 48 horas en el 84 % de los casos y de dos a cuatro días en un 10 % adicional. Ello quiere decir que la situación que se intenta tratar con este tipo de trasplantes no es frecuente en nuestro país, aunque tampoco se puede decir que sea excepcional. Hay que tener en cuenta que al día se producen de media siete donaciones de órganos en España y un paciente con fallo hepático agudo tiene prioridad nacional absoluta hasta que se encuentra el hígado adecuado para él. Huelga decir que esta no es la situación de la mayor parte del mundo, donde disponer de esta opción terapéutica para determinados enfermos de mala evolución puede ser de gran utilidad si finalmente se demuestra posible. 

En suma, se trata de una experiencia importante, que abre un camino distinto al ensayado hasta ahora tanto en órganos vitales (corazón) o no vitales (riñón), como es la sustitución temporal del hígado enfermo hasta conseguir uno humano para el trasplante definitivo.

ES