Robert W. Baloh
Profesor emérito de Neurología de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA, EEE. UU.)
Un equipo de investigadores de los Institutos Nacionales de Salud (de EE.UU.) llevó a cabo un estudio detallado que incluía pruebas clínicas exhaustivas e imágenes cerebrales avanzadas de un gran grupo de empleados federales diagnosticados con incidentes de salud anómalos (también conocidos como síndrome de La Habana) y un grupo de control.
A diferencia de informes publicados anteriormente en grupos más pequeños de sujetos con síndrome de La Habana, no encontraron pruebas de daños en el oído interno o el cerebro. Además del tamaño y la profundidad del estudio, otras diferencias clave respecto a estudios anteriores fueron la inclusión de un grupo de control adecuado y un análisis estadístico detallado. Esto, junto con el reciente informe combinado de las agencias de inteligencia de EE.UU. que concluye que no hay pruebas de un arma sónica o de microondas, debería tranquilizar a los empleados sintomáticos, en el sentido de que no sufrieron daños cerebrales permanentes, lo que debería ayudar en el proceso de recuperación.
Desgraciadamente, como indica el editorial adjunto, algunos médicos siguen especulando con la posibilidad de que se haya utilizado un arma sónica o de microondas en los ataques contra al menos algunos de los empleados. Esto, pese a que no se han encontrado pruebas de armas durante años de búsqueda o de que tales armas existan siquiera. Además, hay muchos datos relativos a la exposición humana accidental a ultrasonidos y microondas y el cuadro clínico es completamente diferente al del síndrome de La Habana.