Tara Spires-Jones
Directora del Centro para el Descubrimiento de las Ciencias del Cerebro de la Universidad de Edimburgo, jefa de grupo en el Instituto de Investigación de la Demencia del Reino Unido y expresidenta de la Asociación Británica de Neurociencia
Este comunicado de prensa de Eli Lilly parece muy prometedor. Aunque los datos completos no se han compartido con la comunidad científica, por lo que aún no podemos juzgar su solidez, la empresa informa de que su fármaco donanemab ralentiza el deterioro en personas con enfermedad de Alzheimer incipiente. Los efectos son muy similares a los de otros ensayos recientes con fármacos que actúan sobre la misma diana, y muestran una notable coherencia en la capacidad de ralentizar el deterioro cognitivo en la enfermedad de Alzheimer temprana en torno al 30 - 35 % con fármacos que reducen los niveles de amiloide.
Es importante señalar que el tratamiento tuvo efectos secundarios graves poco frecuentes, como inflamación cerebral y pequeños derrames cerebrales que parecen haber contribuido a la muerte de tres de los participantes en el ensayo. Los reguladores tendrán que decidir si los beneficios del tratamiento compensan estos riesgos. Este resultado positivo y los dos recientes ensayos similares realizados con éxito son buenas noticias muy bienvenidas tras décadas de fracasos en ensayos clínicos. Es un excelente ejemplo de cómo la investigación neurocientífica básica sobre los cambios cerebrales que causan el alzhéimer puede traducirse en tratamientos eficaces.