Antonio Urries
Director de la Unidad de Reproducción Asistida del Hospital Quirónsalud de Zaragoza y presidente de la Asociación para el Estudio de la Biología de la Reproducción (ASEBIR)
Lo primero que hay que tener muy en cuenta respecto al artículo es que lo que han generado no son embriones propiamente dichos, sino estructuras “embrioides” capaces de comportarse como un embrión en sus primeros días de desarrollo.
En este trabajo, el equipo de Li logra generar blastoides a partir de células madre embrionarias de mono, con unas características similares a los blastocistos naturales, consiguiendo mantener su desarrollo a largo plazo e incluso su implantación en el útero de madres de macaco subrogadas y generando embarazos con presencia de sacos gestacionales tempranos.
Si bien es cierto que ya se han conseguido generar con éxito este tipo de estructuras embrioides en humanos con morfología y estructuras similares a los embriones naturales, no está permitido su cultivo más allá del día 14 ni su implantación en el útero de una mujer debido a cuestiones éticas. Por ello, poder hacer este tipo de investigaciones en una especie tan estrechamente relacionada con la nuestra como los monos macacos supone un modelo ideal para el estudio en detalle de las primeras fases de desarrollo de órganos tan vitales de los mamíferos como son el corazón, cerebro o tubo neural. El comienzo de la organogénesis.
Por otra parte, nos puede ayudar a profundizar en determinados mecanismos de implantación y comprender por qué fallan los embarazos, detectando aquellas anomalías que pueden generar abortos. Igualmente, nos puede guiar en el desarrollo de órganos y tejidos “sintéticos” para trasplantes y conocer el origen de algunas enfermedades.
Naturalmente, tiene las limitaciones propias de ser una técnica en fase muy preliminar, fruto de un proceso muy complicado e ineficiente (alrededor del 25 %), pero con un gran potencial a futuro y una aplicabilidad en humanos muy esperanzadora.