Víctor Resco de Dios
Profesor de Ingeniería forestal y Cambio global de la Universidad de Lleida
Este artículo nos trae muy buenas noticias: podemos lograr la mitigación y la adaptación al cambio climático a la vez. En un escenario de crecientes eventos extremos, como las avenidas catastróficas y los megaincendios, necesitamos cada vez de más presas (para controlar las riadas) y de actividad forestal (para disminuir el combustible en los incendios). Este nuevo estudio muestra cómo, además, tanto las presas como la industria de la madera constituyen dos de los principales almacenes de carbono. Las ingenierías hidráulica y forestal, por tanto, desempeñan un papel clave para disminuir las concentraciones de CO2 y para protegernos de estos eventos extremos.
Lógicamente, esto no puede ocurrir a cualquier precio, y se debe garantizar la sostenibilidad de dichas obras de ingeniería, pero, a día de hoy, disponemos de los conocimientos y medios necesarios para tal fin. Ahora bien, no debemos entender que este estudio aporta una excusa para no reducir las emisiones: la descarbonización de la economía sigue siendo una necesidad perentoria. Pero mientras eso ocurre, ahora entendemos mejor cómo gestionar la crisis climática.
La novedad del estudio yace en que, hasta ahora, los estudios sobre el ciclo de carbono se fijaban en la parte viva de los ecosistemas, mientras que aquí se amplía el foco para observar qué pasa en los componentes inertes. Aparte del papel de las presas y de las explotaciones forestales, el artículo también muestra cómo una gestión correcta de la basura puede aumentar el carbono almacenado. Se trata de un avance importante que permite reforzar, y entender mejor, el papel de las soluciones basadas en la bioingeniería.