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Olga Zamora

Astrónoma de soporte en el Instituto de Astrofísica de Canarias

El estudio abarca el gran problema de la contaminación lumínica por trazas de satélites en los telescopios espaciales, tanto en los que ya están operativos (Hubble, SPHEREx) como en los que lo estarán en un futuro cercano (ARRAKIHS, Xuntian). 

Es remarcable lo equivocadas que quedan declaraciones públicas pasadas de personas como Elon Musk cuando comenzó a lanzarse la constelación Starlink, proponiendo a los astrónomos que situáramos los telescopios en el espacio para evitar la contaminación. 

Se ha simulado el impacto de las constelaciones de satélites en órbita baja de la Tierra (LEO), introduciendo un número creciente de satélites que representen las condiciones en LEO, desde ~2000 (número de satélites aproximado en 2019) hasta los 560.000 anunciados por la industria de telecomunicaciones para el año 2037 (por ejemplo, Starlink, OneWeb, Guowang, Astra y otros). Los datos y metodología son sólidos y bien probados, usando perfiles de las constelaciones públicos y módulos python como Skyfield para los cálculos. 

No existía un estudio tan detallado de los impactos en los telescopios espaciales. La contaminación existente en la actualidad es bien conocida y patente en muchas imágenes de los telescopios espaciales en operación. 

La novedad que aporta el trabajo es una visión global del futuro si los planes de lanzamiento de las constelaciones se llevan a cabo, que pone en jaque a los telescopios espaciales de máximo interés científico. Los resultados de las simulaciones son devastadores y muy alarmantes: el 39 % de las imágenes del telescopio espacial Hubble tendrá, al menos, una traza de satélite, con una media de dos satélites por imagen. En el caso de SPHEREx, ARRAKIHS, y Xuntian, el 96 % de las imágenes van a mostrar trazas de satélites, con una media de seis, 70, y 90 satélites por imagen.  

En cuanto al brillo de las trazas de satélites, se ha simulado, de forma realista, la distribución espectral de energía usando la emisión reflejada del Sol, la Luna y el albedo terrestre, además de la emisión infrarroja de los satélites.  

Los resultados demuestran que una parte muy importante de los satélites son detectables para los telescopios incluso sin ser iluminados directamente por el Sol y, excepcionalmente brillantes en el infrarrojo, debido a la emisión térmica de sus componentes electrónicos. 

Dado que el lanzamiento de las constelaciones de satélites está siguiendo una progresión prácticamente exponencial, el estudio indica que debemos parar esta situación antes de que sea demasiado tarde. La ciencia del futuro está en juego.

ES