África González-Fernández
Catedrática de Inmunología de la Universidad de Vigo, investigadora del Instituto de investigación Galicia sur (IIS-GS) y académica de la RAFG
Todas las personas debemos felicitarnos porque la academia Nobel haya concedido este prestigioso premio a los doctores Katalin Karikó y Drew Weissman, bioquímica e inmunólogo respectivamente, claro ejemplo de la importancia de colaboración entre disciplinas, por su trabajo pionero en el desarrollo de vacunas ARN. Ha sido necesaria una pandemia para que esta tecnología diera el salto a ser empleada en clínica. Nunca sabremos si pudiera haberse quedado en un cajón olvidado, como muchos otros descubrimientos, si no hubiéramos tenido la llegada del coronavirus SARS-CoV-2.
La doctora Katalin Karikó, científica de origen húngaro, ha sido la pionera en estudiar y creer desde hace décadas que era posible emplear el ARN (ácido ribonucleico) para desarrollar vacunas. Colaborando más tarde con el doctor Drew Weissman, y tras diversas modificaciones, demostraron la utilidad de esta nueva tecnología, que se mantuvo durante muchos años con la incomprensión, falta de financiación y poco apoyo por parte de la comunidad científica internacional.
La vacuna de ARN, en vez de las vacunas tradicionales que emplean el microorganismo entero o partes de él, usa solamente unas instrucciones (secuencias de ARN) para que la propia célula produzca la proteína concreta. Para que el ARN sea estable se introduce en nanopartículas lipídicas, lo que va a permitir su estabilidad y activar una respuesta inmunitaria eficaz.
Gracias a esta vacuna se han salvado millones de personas de enfermar de forma grave o morir en la pandemia de covid-19, pero también se ha abierto la puerta al desarrollo de nuevas terapias con esta tecnología: ya están trabajando en otras vacunas, y en terapias para cáncer y enfermedades autoinmunitarias gracia a esta tecnología.
Es un verdadero orgullo para la Inmunología que la academia sueca les haya concedido este galardón por el desarrollo de vacunas de ARN. Propongo que se ponga el nombre de Katalin Karikó en calles de pueblos y ciudades españolas.