Aina Carbonell Quetglas
Científica titular en el Instituto Español de Oceanografía, IEO-CSIC
El artículo de Catherine Sayer y colegas es relevante porque pone de manifiesto varias cuestiones que amenazan la conservación de los ecosistemas dulciacuícolas en la situación actual y la necesidad de tomar medidas de prevención.
Se trata de un estudio global a nivel mundial de la probabilidad de extinción de múltiples grupos de organismos, de especies relacionadas con el agua dulce y los entornos forestales y humedales interiores, desde los trópicos a las zonas polares en latitudes altas. Realizado a través de la recopilación de datos, y de la consulta a gran escala a expertos en diferentes grupos taxonómicos. El estudio se ha basado en una encuesta de cinco puntos que analiza tanto el riesgo de extinción para las especies amenazadas como las principales causas de extinción de las especies. Cruzando las respuestas de los diferentes expertos en diferentes grupos se evalúa la incertidumbre de la evaluación para los diferentes grupos de especies por la desigual influencia de múltiples efectos y sus interacciones y por la extensión y conservación de sus hábitats.
Hay que destacar la relación que el artículo establece entre la amenaza de pérdida de biodiversidad y la actividad humana debido a la alteración de las condiciones ambientales o la modificación de los hábitats y sus usos. Un 28% de las amenazas proviene de especies invasoras y patógenos. En este sentido, en el medio fluvial, el proyecto INVESAQUA para la península ibérica ha establecido un atlas de las 100 especies invasoras continentales más relevantes. Entre los grupos taxonómicos con más especies se encuentran los algas y hongos, peces, crustáceos y moluscos, conformando las especies más dañinas para la conservación de la flora y fauna autóctonas. Son especies provenientes de otras regiones oceánicas que pueden ser transportadas o ayudadas en su expansión por el transporte en los tanques de lastre o en el biofouling de las embarcaciones (más del 90% del transporte de mercancías se transporta por el mar según datos de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y el Transporte, UNCTAD), o ser introducidas como efecto de la liberación intencional o accidental de especies de acuario y de la acuicultura, o de especies transportadas en el material de embalaje del comercio organismos vivos acuícolas para el consumo humano o de la pesca recreativa. Todas ellas pueden ser huéspedes de especies parásitas y patógenos, que al ser liberados al medio amenazan la salud de las especies nativas y de los ecosistemas. Por otra parte, hasta el momento se ha dado poca consideración al peligro de extinción de especies autóctonas bajo los efectos del cambio climático, limitando las posibilidades de supervivencia y de su distribución.