Antonio Juárez
Catedrático de Microbiología de la Universidad de Barcelona
El estudio publicado este mes de noviembre en la revista Lancet tiene su antecedente en uno previo publicado en el mes de enero del presente año, en el que se incidía en la importancia de las infecciones causadas por las bacterias multirresistentes a antibióticos en la tasa de mortalidad en todo el mundo durante el año 2019, encontrándose que aproximadamente 5 millones de muertes pudieron atribuirse a infecciones por bacterias multirresistentes a antibióticos.
En el presente estudio, los autores no consideran la resistencia a antibióticos en sí misma, sino el total de muertes asociadas a infecciones durante 2019, relacionándolas con 33 patógenos diferentes. El estudio refiere que, de 13,7 millones de muertes relacionadas con infecciones, 7,7 millones fueron atribuibles a los 33 patógenos estudiados (con independencia de si eran resistentes o susceptibles a los antibióticos) y, lo que es más destacable, aproximadamente el 50% de estas fueron causadas por solo cinco patógenos: Staphylococcus aureus (1,1 millones de muertes), Escherichia coli (950.000), Streptococcus pneumoniae (829.000), Klebsiella pneumoniae (790.000) y Pseudomonas aeruginosa (559.000).
Al margen de las limitaciones que el tratamiento estadístico de los datos pueda introducir, el presente estudio permite reflexionar sobre algunas cuestiones actuales acerca de la consideración que presta nuestra sociedad a las infecciones y de los recursos que se dedican a combatir algunas de ellas. Por ejemplo, solo los dos primeros patógenos (S. aureus y E. coli) causaron muchas más muertes que el sida en 2019 (864.000), pero los recursos económicos destinados a luchar contra esta última enfermedad fueron casi 50 veces superiores que los destinados a controlar las infecciones por E. coli. Los datos presentados en este estudio pueden ayudar a redefinir prioridades por lo que se refiere a la lucha contra las infecciones. El uso adecuado de antibióticos, la disponibilidad de antibióticos efectivos en muchos países y estrategias de desarrollo de vacunas eficaces pueden ayudar a reducir la mortalidad causada por las infecciones producidas por estos cinco patógenos (y también por el resto).
Tanto el primer estudio publicado en Lancet en enero del presente año como este segundo publicado en noviembre deberían de servir para sensibilizar a las agencias nacionales e internacionales que financian la investigación a fin de que establezcan de forma urgente programas prioritarios que financien proyectos de investigación que puedan generar instrumentos y estrategias para combatir eficientemente las infecciones (tanto las causadas por bacterias sensibles como resistentes a antibióticos), con especial énfasis en los patógenos referidos en este segundo estudio.