Consuelo Giménez Pardo
Profesora Titular del Área de Parasitología de la Universidad de Alcalá (UAH) y directora del Master Universitario en Acción Humanitaria Sanitaria (UAH-Médicos del Mundo)
Desde su creación en EEUU en 2005, la Iniciativa Presidencial contra la Malaria (PMI) ha desempeñado un papel fundamental en la reducción de la morbimortalidad de esta enfermedad en África. Dado que el estado de la financiación y de las operaciones de la PMI es actualmente incierto, los autores del estudio se dedican a cuantificar la inversión que hace la PMI en el apoyo a la adquisición y distribución de productos básicos para el control de esta parasitosis. Su conclusión es que se traduce, en 2025, en millones de casos de malaria evitados y de, aproximadamente, 100.000 vidas salvadas en los 27 países en los que operan en África.
Una infrafinanciación implicaría que, sin pruebas de diagnóstico rápido, se provocase una reversión de los diagnósticos de malaria, lo que se traduciría en una mayor proporción de terapias combinadas basadas en artemisinina prescritas a personas sin malaria. Esta prescripción aumentaría la presión sobre las existencias de terapias combinadas basadas en artemisinina. La reducción de los diagnósticos confirmatorios también implicaría una disminución de la calidad de los datos de vigilancia, y esto perjudicaría el monitoreo.
Sin el apoyo de la PMI sería más complicada la implementación de la vacunación con las vacunas RTS, S/AS01 o R21/Matrix-M. También está el tema del personal sanitario directamente apoyado (alrededor de 100.000 trabajadores de salud comunitarios), cuyos esfuerzos han mejorado el acceso a la atención de casos de malaria en comunidades rurales y remotas. Lo mismo ocurre con el fortalecimiento de los sistemas de vigilancia entomológica y de otras enfermedades, y con el monitoreo de la resistencia a insecticidas y medicamentos.
Los autores ponen en valor poder contar con la resiliencia y la autosuficiencia de las agencias de salud de muchos países africanos, ya que un futuro, con una financiación internacional más limitada, probablemente se impulsarán estrategias de mitigación y respuesta por parte de los organismos de salud de los gobiernos nacionales. Los escasos productos básicos de control también podrían reprogramarse. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la PMI aporta casi una cuarta parte del total de los 3.000 millones de dólares de financiación para la malaria, de manera que mitigar rápidamente la ausencia de la PMI requeriría una reasignación sustancial de recursos de otros presupuestos.