Los puntos cuánticos son uno de los sistemas más importantes en nanociencia. Se trata de estructuras artificiales, construidas en el laboratorio, que son capaces de confinar los electrones en regiones de tamaño minúsculo, miles de veces más pequeñas que el grosor de un cabello humano. En la naturaleza, los electrones están confinados dentro de los átomos, pero su manipulación es difícil y costosa. Gracias a los puntos cuánticos, se pueden atrapar los electrones para que su estudio sea mucho más sencillo. De ahí que a los puntos cuánticos se les denomine ‘átomos artificiales’.  

Desde su creación hace unas décadas, los puntos cuánticos no han servido solo como base de aplicaciones tecnológicas (por ejemplo, televisores) sino que nos han permitido explorar fenómenos fisicoquímicos fascinantes, ayudándonos a entender cómo se comportan las partículas cuánticas bajo condiciones controladas. 

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