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Esteve Fernández

Director de Epidemiología, Prevención y Control del Cáncer del Instituto Catalán de Oncología y director del centro colaborador de la OMS para el control del tabaquismo en el Instituto Catalán de Oncología

La medida de convertir terrazas y otros espacios exteriores en lugares libres de humo es necesaria para proteger la salud y promover la salud pública. Hemos realizado diversos estudios que demuestran que en estas zonas al aire libre donde se acumulan fumadores existe una importante exposición al humo ambiental del tabaco. Lo hemos demostrado en estudios en Barcelona y Madrid, donde las concentraciones de PM2.5 y nicotina ambiental en terrazas (normalmente que incumplen la actual legislación y están prácticamente cerradas) era similar a las concentraciones que teníamos en el interior de bares y restaurantes antes de la ley del tabaco de 2010.  

Además de proteger la salud de clientes e, importante, de trabajadores, estas medidas tienen un componente de salud pública y desnormalización del tabaco en la sociedad muy importante. El riesgo de sufrir cáncer de pulmón o infarto de miocardio entre las personas no fumadoras pero que están expuestas al humo ambiental del tabaco es un 20-25% mayor que en las personas no fumadoras y no expuestas al humo del tabaco.  

Por ello, se deben extender estas medidas a otros lugares públicos actualmente no cubiertos por las leyes, como son los entornos escolares y las entradas de edificios (el humo se difunde a los interiores), las paradas y marquesinas de autobuses y tren en exteriores. Y además, teniendo en cuenta el gran impacto medioambiental del tabaco, sobre todo las muy contaminantes colillas, las playas y piscinas, los parques y los jardines de cualquier tipo. 

ES