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Diego Hidalgo-Mazzei

Psiquiatra e investigador en la Unidad de Trastornos Bipolares y Depresivos del Hospital Clínic de Barcelona

Si bien las apps en depresión han ido demostrado en sucesivos estudios y metaanálisis su factibilidad, aceptabilidad y satisfacción, todavía quedaba cierta duda y aspectos contradictorios sobre su eficacia, y si la hubiera, para qué tipo de pacientes, o si esta eficacia solo se limitaba a las apps de adjuntas al tratamiento habitual o también las independientes; si la eficacia demostrada por algunos estudios se debía al diseño y los controles activos o no, o bien tenía más que ver con aspectos técnicos como las notificaciones o la duración del tratamiento. En síntesis, un montón de dudas que son cruciales en el desarrollo y estudios del tipo que hacemos con apps. Los resultados de este metaanálisis ponen de manifiesto de manera prácticamente definitiva la eficacia de las apps en depresión teniendo en cuenta la población objetivo, el diseño y metodología del estudio, las intervenciones psicológicas a adaptar y las notificaciones, entre otros aspectos. En ese sentido, nos ayudan a tener ideas más claras sobre estos y otros aspectos, lo cual nos es de una inmensa orientación en el desarrollo, diseño y ejecución de estudios con apps, al menos en lo que depresión mayor se refiere. 

Sin duda, el estudio ha empleado una metodología en la revisión de artículo y el metaanálisis robusta y completa. En primer lugar, han prerregistrado la revisión con antelación, posteriormente han realizado una revisión pormenorizada y actualizada de las principales bases de datos de publicaciones científica con hasta cuatro revisores, complementando con herramientas estandarizadas de detección de sesgos y un plan de análisis bastante acertado de cara a aclarar aspectos de las apps para depresión que no habían quedado claros hasta el momento en anteriores metaanálisis. Sin duda, los autores han hecho previamente una revisión exhaustiva de la evidencia generada hasta el momento y han tenido una lectura comprensiva de los aspectos que requerían mayor claridad. La selección de los criterios de inclusión y exclusión, así como los análisis de subgrupos también han sido acertados garantizado que los estudios incluidos han evaluado la población objetivo y clínicamente relevante de pacientes con depresión mayor.  

Si bien los estudios incluidos a primera vista pudieran ser pocos, hay que tener en cuenta en el balance que es a consta de incluir pacientes con depresión mayor unipolar de una gravedad moderada a severa, lo cual es un acierto de parte de los autores, ya que hay mayores garantías de que se trata de la población objetivo y minimiza el riesgo de sesgo de selección. Lo contrario, es decir, ampliar el criterio de gravedad para incluir pacientes leves, hubiera contribuido a incluir más estudios, pero correría el riesgo de dejar poco clara la eficacia en depresión. No obstante, es importante tener en cuenta las limitaciones inherentes a los estudios con apps, que radica en la diversidad de cada una de ellas en cuanto a sus contenidos y funcionalidad, si bien los autores tuvieron en cuenta algunos de estos aspectos en los subanálisis por grupos según características. Es decir, siempre habría que recordar que no toda app para depresión es igual a las otras apps, sobre todo aquellas que no han sido evaluadas en ensayos clínicos como las incluidas en este estudio.

ES