En octubre de 2024, inundaciones devastadoras afectaron a la Comunidad Valenciana y parte de Castilla-La Mancha, en el este de España, causando más de 200 muertes, alrededor de 4.000 viviendas y edificios dañados, y pérdidas incalculables. Este fenómeno meteorológico extremo, conocido localmente como dana (Depresión Aislada en Niveles Altos), concentró lluvias intensas en un área relativamente pequeña y en muy poco tiempo.
El de Valencia es un ejemplo entre muchos en todo el mundo. Casi 2.000 millones de personas están expuestas al riesgo de inundaciones, según datos del Banco Mundial. El cambio climático, la urbanización descontrolada y la falta de planificación urbana incrementan la frecuencia y gravedad de estos eventos.
Las inundaciones pueden dejar a las personas sin hogar, desplazar comunidades enteras, generar enfermedades nuevas o empeorar las existentes, provocar muertes, causar impactos económicos devastadores, entre muchas otras consecuencias. Quienes viven en condiciones de pobreza suelen sufrir las peores consecuencias.
Más allá del fenómeno natural y sus complejidades sociales y políticas, una de las lecciones más claras de la dana de Valencia fue que la información disponible no siempre respondía a lo que la gente realmente necesitaba.
La información que se da no siempre coincide con lo que las personas quieren saber
Durante la crisis de la dana, los medios de comunicación se enfocaron principalmente en los datos meteorológicos y las alertas oficiales. Se habló de velocidad de vientos, precipitación, temperaturas, y explicaciones sobre qué es una dana.
Los políticos que participaron en las transmisiones en vivo durante la emergencia compartieron su preocupación y su sentir, y describieron el panorama general de lo que sucedía en su localidad.
Se dieron recomendaciones muy generales, como “tener sentido común”, “tener mucha precaución”, “evitar desplazamientos innecesarios”, “buscar las zonas altas” y “no confiarse, aunque no llueva”.
Sin embargo, estos mensajes no siempre respondieron a lo que las personas querían saber: cómo actuar, dónde refugiarse, el seguimiento a los servicios de emergencia, o qué hacer frente a escenarios específicos.
Hoy sabemos que ni los colores ni un buen plan de acción bastan para que las personas sepan qué hacer y mantenerse a salvo. Si queremos ayudar a la población a protegerse durante una emergencia, también es fundamental pensar en cómo vamos a comunicar los riesgos y en cómo será recibida la información.
En Risk know-how analizamos la cobertura de radio y televisión y recopilamos cerca de 30 testimonios de quienes vivieron la emergencia, tanto de entrevistas individuales como de declaraciones en medios tradicionales y redes sociales. Lo que encontramos nos permitió identificar patrones sobre lo que la gente realmente quería saber durante la crisis, y cómo la comunicación de riesgos puede mejorar para reducir daños en futuras emergencias.
Aquí tienes ocho formas de comunicar mejor durante emergencias por inundaciones.
1. Comunica a través de los canales que la gente ya usa y en los que confía
Uno de los desafíos de la comunicación durante una crisis por inundación es que la información emitida llegue a las personas y que sigan actualizadas al ritmo en que la información cambia.
La información debe estar presente en los canales que las personas ya utilizan y en los que confían. Un solo canal de comunicación no es suficiente para una alerta de inundación ni para transmitir toda la información relevante. Piensa en la radio, la televisión, las redes sociales, e incluso en altavoces en espacios públicos como el metro.
Cuando sea posible, trabaja directamente con líderes comunitarios, pues son quienes mejor conocen a la comunidad y ayudarán a difundir el mensaje.
Muchas personas dijeron que no sabían nada, no se enteraron de la alerta o cuando esta les llegó ya estaban en medio del problema.
“Yo el tema de la dana no lo supe hasta que lo vi por la ventana”.
— Residente de Valencia
“En Paiporta habían caído solo diez litros por metro cuadrado, lo cual no es nada, y nadie había enviado ningún tipo de alerta”.
— Residente de Paiporta
2. Ve más allá de los códigos de colores y explica las consecuencias potenciales que representan
El riesgo no es la lluvia, sino lo que te puede pasar. Usar colores amarillo, naranja y rojo no es suficiente para comprender las consecuencias potenciales. Es mejor describir cómo se manifiestan las consecuencias de esos niveles de alerta, por ejemplo, decir el nivel de profundidad y fuerza del agua esperados, y qué significa eso en términos de calles bloqueadas, daño a los coches y a las casas, lesiones y muertes.
Muchas personas no entendieron que el riesgo incluía la posibilidad de quedar atrapados o perder la vida.
[…] "Esta vez les ha costado la vida a muchos, nadie les advirtió que no sería como otras veces".
— @Solterav2 Usuaria de X. 1 de noviembre de 2024
3. Informa con la mayor precisión posible sobre cuándo y dónde se espera la inundación
Una alerta clara comienza indicando de forma precisa la fecha, la hora y la zona que se espera que se vea afectada. Siempre hay que aclarar que estas estimaciones pueden cambiar a medida que se desarrolla el evento, y enfatizar la importancia de mantenerse informado con las actualizaciones.
Mensajes como “se ha decretado alerta roja en todas las comunidades cercanas a este río” dejaron a las personas confundidas sobre si su comunidad estaba incluida o no. Además, muchas personas no tenían claro cuándo llegaría la inundación.
“La gente no fue a salvar el coche porque pensara que era más importante que su vida. Es porque pensaban que tenían tiempo. Es porque no se les alertó cuándo tocaba”.
— @pilar___af Usuaria de X. 3:38 PM, 31 de octubre de 2024
4. Di claramente a quién podría afectar
Cuanto más específico seas sobre quién está en riesgo, más útil será el mensaje.
Por ejemplo, personas que viven en zonas concretas o en determinados tipos de viviendas, o personas de ciertos grupos de edad, género u ocupaciones.
Usa frases claras como:
“Si vives en una planta baja…”
“Si tu vivienda está cerca de un cauce…”
“Si alguien en tu hogar tiene movilidad reducida…”, etc.
De este modo, las personas pueden reconocer cuándo el mensaje está dirigido a ellas.
“Nos preocupa la abuela de mi amiga de 92 años, que vive en planta baja. El agua entró con tal fuerza, destruyó los muros y la tuvieron que rescatar con sábanas”.
— Laura, Paiporta. Testimonio en directo en Hora25, 29 Oct 2024
5. Corrige ideas equivocadas comunes sobre las inundaciones
Muchas personas podrían pensar que una inundación solo puede ocurrir tras una lluvia intensa en zonas de gran precipitación. Las alertas deberían aclarar que una inundación puede suceder en lugares sin lluvia, ya que el agua puede desplazarse rápidamente desde áreas más altas y llegar a torrentes a zonas más bajas. Esta aclaración puede hacer que las personas se preparen cuando “no lo ven venir”.
Otro error común es pensar que limpiar un cauce elimina el riesgo de desbordamiento. Es fundamental no sobrevalorar estas medidas y dejar claro que no garantizan la seguridad.
"No llovía, hacía mucho viento y las calles se empezaron a inundar como si hubiera pasado un tsunami".
— Rocío, residente de Catarroja
6. Da consejos prácticos basados en cómo ha actuado la gente de la zona en situaciones pasadas similares
En una emergencia, las personas necesitan tomar decisiones rápidamente en contextos concretos: ¿Puedo sacar el coche del garaje? ¿Debo enviar a los niños y niñas a la escuela? ¿Debo buscar refugio con vecinos? ¿Es necesario mover el ganado a zonas más altas?
Es importante identificar diversos escenarios posibles y anticipar las decisiones que las personas podrían afrontar; y proporcionar recomendaciones específicas para cada situación.
Por ejemplo, en la región valenciana, en ocasiones anteriores se aconsejó a las personas sacar sus coches de los garajes subterráneos, por lo que se podía anticipar que volverían a hacerlo. En estos casos, es clave indicar con claridad que NO se debe sacar el coche del garaje, aunque esa haya sido la recomendación en el pasado.
Durante la dana se emitieron recomendaciones muy generales como “usar el sentido común”, “no confiarse” “no acercarse al río” o “buscar las zonas altas”. Pero faltaron recomendaciones para saber qué hacer en escenarios específicos: si subir a las azoteas, ir por los coches, moverse a otros pisos, quedarse donde estaban o desplazarse. Las personas tuvieron que actuar “por instinto” en vez de siguiendo instrucciones claras según el escenario.
“Ajenos a lo que estaba por venir, yo mismo hice lo que no había que hacer: bajar al garaje a sacar el coche. Fui el último en poder sacarlo. Lo aparqué en la acera y el agua ya me llegaba por las rodillas, mientras entraba al garaje como si de una cascada se tratase”.
— @RiddleZone Usuario de X. 11:24 AM, 1 de noviembre de 2024
7. Recuerda que la incertidumbre es parte de las emergencias por inundaciones y explica dónde y cuándo recibir actualizaciones
La incertidumbre es inherente a una emergencia por inundación: no se puede prever con exactitud qué ocurrirá, ni cuándo. La situación evoluciona rápidamente y eso genera confusión, ansiedad y decisiones apresuradas si no hay información clara y constante.
Por eso es clave mantener a la población actualizada sobre distintos aspectos: el comportamiento de la inundación, el avance de evacuaciones y rescates, la distribución de recursos, las medidas de seguridad, y las acciones del gobierno y los servicios de emergencia.
Para manejar la incertidumbre, se recomienda comunicar:
- qué se sabe,
- qué no se sabe todavía,
- cuál es la recomendación mientras tanto,
- y advertir que estas indicaciones podrían cambiar
Además, debe indicarse dónde y con qué frecuencia se actualizará la información, para que las personas sepan a qué fuentes acudir.
Durante la dana, muchas personas expresaron que se sintieron perdidas, impotentes y abandonadas por parte de las autoridades y de los servicios de emergencia.
"Ningún número de emergencia responde, ni de los bomberos, ni por llamada ni por Instagram".
— Mireya, transmisión en Directo Hora25..
8. Después del evento, dale seguimiento
La comunicación sobre los riesgos por inundaciones no debe terminar con la emergencia. Se necesita una perspectiva a largo plazo. Las personas tienen preguntas: ¿Podría volver a suceder? ¿Qué se está haciendo para reparar los daños? ¿Qué soluciones a largo plazo se están implementando para prevenir futuras tragedias?
Las personas expresaron su preocupación por no recibir información sobre el plan para reparar los daños y quedar en el olvido.
"Aquí venían influencers en patineta o bici a hacer stream de cómo estaba esto. Somos un circo mediático, pero en unas semanas nadie se acordará de nosotros".
— @RiddleZone, Usuario de X. 11:24 AM · 1 de noviembre de 2024
Estar seguro requiere comprender los riesgos. Recuerda estos puntos la próxima vez que necesites comunicar o responder ante un riesgo durante una crisis. También están resumidos en vídeo.
—Una guía de comunicación de riesgos para periodistas, publicada también por el SMC España.
—El Risk know-how framework que reúne 20 conceptos sobre riesgo, con definiciones, ejemplos y recursos.
—Una biblioteca de recursos con materiales sobre riesgos de todo el mundo y en múltiples sectores.
—Un workbook que te guiará a poner en práctica una mejor comunicación de riesgos en tu comunidad.
Este artículo ha sido revisado por Leonor Sierra.