Jordi Catalán
Profesor de investigación del CSIC en el CREAF
“Alrededor del río Amazonas, y específicamente en su parte central, se organizan una serie de ecosistemas forestales y acuáticos extremadamente singulares que mantienen una continua interdependencia con el río y están todavía conocidos de forma superficial. El río, además, es una vía de transporte entre poblaciones humanas aisladas a lo largo de su recorrido y define una forma de vivir. Entre los ecosistemas relevantes se encuentran lagos de gran superficie y poca profundidad, fruto de la propia dinámica geomorfológica del río, que son el foco del estudio. En este se detalla la tendencia al calentamiento de las aguas durante décadas y una fluctuación extrema en un período de sequía, en el que se alcanzaron valores de temperatura del agua por encima de 40 grados, un hecho sin procedentes conocidos incluso en el trópico. Esta situación extrema afectó la vida en las aguas y las actividades humanas de forma dramática, siendo especialmente llamativa la muerte de cientos de delfines rosados, característicos de estas aguas.
El estudio combina medidas intensivas durante el episodio de sequía, datos de seguimiento durante décadas, fundamentales para ver las tendencias, información de satélite, para valorar la extensión, y modelos explicativos de los procesos físicos asociadas a las observaciones. Se consigue, de este modo, una descripción precisa de lo ocurrido y un análisis convincente de los procesos relevantes, entre los que destacan la importancia del poco viento, como un hecho necesario para alcanzar los picos térmicos observados en el agua. Esta comprensión de los procesos físicos resultará fundamental para entender y predecir consecuencias biológicas de estas grandes fluctuaciones climáticas, aunque el estudio solo especula parcialmente sobre ellas, a falta de los datos adecuados.
De forma genérica las predicciones del cambio climático incluyen tendencias a largo plazo de algunas variables meteorológicas y además remarcan que esas tendencias irán unidas a un aumento en la magnitud de las fluctuaciones y la frecuencia de eventos extremos. Progresivamente, estas predicciones se están materializando de forma muy concreta en muchos lugares del planeta y, en algunos casos, de forma dramática para los ecosistemas y la población de las áreas afectadas, como es este caso de estudio en una región tan singular y emblemática como es la Amazonía. Sería deseable que la publicación del estudio coincidiendo con la COP30 que se celebra precisamente en Belém a las puertas de la Amazonía reforzara el convencimiento y determinación del órgano encargado de tomar las decisiones necesarias para implementar los compromisos asumidos por los países en la lucha contra el cambio climático”.
¿El estudio es de buena calidad?
“El estudio combina de forma muy concluyente información proveniente de medidas de alta frecuencia durante el evento de sequía, con seguimientos durante décadas de medidas de temperatura en algunos lagos, información de satélites y análisis de los procesos con modelos matemáticos de la dinámica física. Esta aproximación múltiple y complementaria permite llegar a conclusiones robustas y convincentes sobre las causas específicas de algunos episodios excepcionales, como fue la muy elevada temperatura que alcanzó el agua”.
¿Qué implicaciones tiene y cómo encaja con la evidencia existente?
“Año a año, por no decir mes a mes, estamos asistiendo a episodios climáticos extremos a lo largo del planeta. Que la Amazonía se vea afectada de una forma tan dramática quizá ya no sorprenda. Las predicciones sobre el cambio climático ya indicaban de forma genérica el aumento de la frecuencia de situaciones extremas a lo largo de las tendencias a largo plazo. El estudio tiene un especial valor específico por la descripción de un fenómeno extremo en un ecorregión emblemática y única del planeta, pero además demuestra la importancia del análisis concienzudo de los datos bajo el prisma de los conocimientos teóricos existentes para identificar los procesos relevantes que subyacen bajo las pautas observadas. En este caso, un conjunto de situaciones meteorológicas (sequía, elevadas temperaturas del aire, poco viento) que determinan una situación excepcional y dramática en los ecosistemas, testificadas por la muerte de peces y cientos de delfines rosados”.
¿Tiene alguna limitación que haya que tener en cuenta?
“El propio estudio indica la dificultad de entender la consecuencias biológicas y ecológicas de los fenómenos físicos observados, más allá de la constatación de algunos hechos. Por ejemplo, por qué los delfines no buscaron refugio con suficiente antelación en aguas menos cálidas a las que supuestamente podían acceder”.
Su publicación coincide con la COP30, que arranca el lunes en Belém, a las puertas de la Amazonia. ¿Servirá como llamada de atención de los efectos del cambio climático?
“Sería deseable que la publicación del estudio coincidiendo con la COP30 reforzara el convencimiento y determinación del órgano encargado de tomar las decisiones necesarias para implementar los compromisos asumidos por los países en la lucha contra el cambio climático. Las llamadas de atención se acumulan, esta es una más, pero enmarcada en un lugar emblemático del planeta. Esperemos que la cercanía favorezca la toma de decisiones en la dirección y formas deseadas”.