Jose María Madiedo Gil
Astrofísico en el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC)
En la madrugada del 26 al 27 de septiembre, a la 1:14 hora local peninsular española, la sonda DART de la NASA ha colisionado contra el asteroide Dimorphos, una roca de unos 160 metros de diámetro que gira alrededor de un asteroide mayor llamado Didymos, cuyo diámetro es de unos 800 metros. La separación entre ambos cuerpos celestes es de aproximadamente 1 kilómetro.
De esta forma, se ha llevado a cabo el primer intento de modificar la trayectoria de un asteroide, con el fin de ensayar una tecnología que permita proteger a la Tierra de un posible impacto en el futuro. Esa tecnología es la conocida como "impacto cinético" y, básicamente, consiste en desviar un asteroide de su trayectoria provocando la colisión contra él de un objeto de menor tamaño. De todas las técnicas que se han propuesto para protegernos del impacto de asteroides, esta es la más sencilla de llevar a cabo con la tecnología disponible en la actualidad.
Ni Dimorphos ni Didymos suponían un peligro para nosotros antes del impacto, pues este sistema binario no cruza la órbita de nuestro planeta. Siguen sin suponer ningún riesgo para la Tierra después de que la colisión de sonda DART, que tiene una masa de casi 600 kilogramos, haya provocado una pequeña alteración de la órbita de Dimorphos. La NASA ha utilizado a Dimorphos como si se tratase de un laboratorio en el que ensayar este método del impacto cinético, con el fin de comparar los resultados observados con los que predicen los modelos teóricos. Esto va a permitir afinar estos modelos y, por tanto, mejorar esta técnica para que pueda ser utilizada en el futuro en caso de que tengamos que enfrentarnos a un objeto que se dirija en rumbo de colisión contra nuestro planeta.
La sonda DART impactó contra Dimorphos en dirección contraria a su movimiento, reduciendo así ligeramente la velocidad de este asteroide y con ello su radio de giro alrededor de Didymos. Debido a la interacción gravitatoria entre ambas rocas, la trayectoria de Didymos también ha sufrido una ligera variación. La magnitud de estas modificaciones podrá conocerse dentro de unos días (se estima que alrededor de una semana aproximadamente), cuando el efecto de las mismas sea apreciable.
Por otro lado, la colisión ha generado un cráter en la superficie de Dimorphos, lazando al espacio parte del material excavado durante la formación de este nuevo cráter y dejando al descubierto materiales "frescos" que inicialmente estaban bajo la superficie del asteroide. El análisis de este cráter y de los materiales en su interior es un objetivo secundario de la misión.
La misión DART ha supuesto así un gran hito en el campo de la defensa planetaria. Hasta ahora, nuestra tecnología nos permitía identificar objetos potencialmente peligrosos para la Tierra gracias a nuestros telescopios y a los distintos programas de rastreo de la bóveda celeste que se llevan a cabo por parte de las distintas agencias espaciales y de otras instituciones. Y también nos permitía saber si estos objetos podían suponer un riesgo para nosotros o no. Pero esta misión espacial ha supuesto nuestro primer gran paso a la hora disponer de una tecnología con la que evitar la enorme catástrofe natural que supondría la colisión contra nosotros de un cuerpo celeste de gran tamaño.