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Julián Pérez-Villacastín

Jefe de servicio de Cardiología del Hospital Clínico San Carlos y catedrático de la Universidad Complutense de Madrid

Los estudios poblacionales sobre el impacto de los nutrientes en la salud son extraordinariamente difíciles. Este estudio se limita a conocer el impacto de la ingesta de vino en la salud de un grupo de personas de casi 70 años de edad con un alto riesgo cardiovascular. El estudio es de muy buena calidad y prueba de ello es que está publicado en la revista de cardiología número 1 del mundo.  

El ácido tartárico tiene la ventaja de que mide productos de la uva. Por ello es ideal para medir la ingesta de vino (no de alcohol). Puede alterarse por la ingesta de uvas o pasas, pero esto se ha tenido en cuenta y ha resultado anecdótico en el estudio, por lo que no se considera que afecte a los resultados.  

No se puede concluir que el alcohol sea bueno para la salud ni que el alcohol reduzca el riesgo cardiovascular. Sí se puede concluir que en personas (y mejor, en varones) de alrededor de 70 años que tienen factores de riesgo cardiovascular (y, por tanto, una probabilidad elevada de tener problemas cardiovasculares de salud), el beber una copa de vino al día reduce en global un 50 % los eventos cardiovasculares incluyendo insuficiencia cardiaca, infarto de miocardio, accidente cerebrovascular o muerte cardiovascular durante un seguimiento de unos cinco años.  

Creo que este estudio aporta conocimiento científico a la relación ingesta de vino y salud cardiovascular. Esto es muy relevante ya que muchas de las opiniones que se vierten a la sociedad acerca de este tema, por desgracia, suelen estar más influidas por aspectos emocionales que por evidencia científica, que repito, entiendo que es extraordinariamente difícil de obtener en este aspecto tan importante del comportamiento del ser humano.  

ES