María Fernández Mellizo-Soto
Profesora del departamento de Sociología Aplicada de la facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid
La nota de prensa refleja con bastante precisión los resultados de la investigación publicada en el artículo. Lógicamente se utiliza un lenguaje divulgativo y sencillo, pero respeta el contenido de la investigación.
El estudio está realizado por investigadores de instituciones excelentes. Se trata de una investigación de calidad, que cumple con todos los estándares requeridos en investigaciones de este tipo. El planteamiento es muy interesante y la metodología ha sido diseñada y ejecutada con precisión. Las conclusiones se basan en unos análisis realizados con rigor y en unos datos sólidos.
Al tratarse de un metaanálisis, precisamente su valor consiste en analizar todo un conjunto de estudios sobre este tema, así que resume bien el estado de la cuestión. Va en la línea de los pocos estudios que hay sobre el impacto de la pandemia en el aprendizaje, que apuntan a una pérdida en el aprendizaje, sobre todo para estudiantes de menor nivel socioeconómico.
Al tratarse de un metaanálisis, y estar bien ejecutado, se excluyen aquellas investigaciones que puedan tener un nivel de sesgo importante. Las limitaciones que hay que tener en cuenta es que el metaanálisis se basa en estudios ya realizados y, por tanto, las limitaciones que tiene son las de los estudios integrados. Como se señala en el artículo, se han realizado pocos análisis en países de renta baja.
A partir de esta evidencia sabemos que la pandemia y sus implicaciones (cierre de instituciones educativas, docencia online e híbrida) ha tenido un impacto negativo en los estudiantes, sobre todo en aquellos de menor nivel socioeconómico. Además, sabemos que al contrario de lo que se pensaba, los estudiantes de cualquier nivel educativo se han visto afectados de igual manera. Este resultado es una evidencia a favor de que la educación presencial en las instituciones educativas es más eficaz que la educación a distancia, ya sea online o híbrida. También es una evidencia de que la educación presencial en escuelas y universidades compensa la desigualdad de origen de los estudiantes. Los resultados de esta investigación apuntan a medidas para compensar esta pérdida de aprendizaje, que se arrastra en el tiempo, sobre todo en colectivos de estudiantes más vulnerables.